-Guía para un asesinato perfecto

Si enciendes la televisión te encontrarás con cientos de crímenes resueltos al instante, y otros miles que quedaran por siempre en el misterio. Los asesinos están en todos lados, haciendo compras en el supermercado, llevando a sus hijos al colegio, presentando leyes en el Congreso ¿Cómo lo hicieron? ¿Qué se necesita para eliminar una vida sin pagar el precio? No se lo tomen en serio, la siguiente guía es sólo el resultado de mis indagaciones, el poder de una mente con mucho tiempo libre. Tal vez funcione. Tal vez no. Sea como sea, yo no pienso comprobarlo.

PRELIMINARES

Mente fría. Un asesinato perfecto se realiza con tiempo. Los crímenes pasionales, de último minuto, llevados a cabo por impulso, son fáciles de resolver, ya que el perpetrador no tiene lugar donde esconder el cuerpo, no hay coartada lista, duda ante la policía, y entonces confiesa todo.
Tómate tu tiempo, piensa en tus motivos, si son lo suficientemente firmes para apretar el gatillo. Piensa bien si no hay otra salida más que el asesinato, y si estás dispuesto a aceptar los riesgos. Recuerda que una vez muerto ya no hay retorno ni perdón. Si ya lo pensaste y quieres seguir, es el momento de comenzar.

¿Mano propia o sicario? Una duda interesante. Si eres de los que no les gusta la sangre te vendría bien la contratación de un ejecutor. Además te da la ventaja de una coartada, tú puedes estar divirtiéndote de lo más tranquilo con tus amigos, mientras él se encarga de sacar la basura. Y si en verdad es un profesional, podrá arreglarlo todo para que el crimen no se vincule en nada contigo. Claro que también tiene sus desventajas, como el alto costo, y la cantidad de aficionados que han aparecido últimamente. Tienes que conseguir a alguien con experiencia, porque si lo que contratas es un pandillero cualquiera, la policía lo va a encontrar, y él no tendrá ningún motivo para no delatarte. Si me pides mi opinión, te recomiendo que lo hagas tú mismo, y en lo posible sin la colaboración de nadie. Mientras menos implicados, menos riesgo.

Pórtate bien. Lo primero que dirá la policía al ver el cadáver será “¿Alguien tenía motivos para matarlo?” y si todos te señalan a ti estarás fregado. Así que por lo menos dos meses antes de la ejecución debes llevarte bien con tu enemigo. Nada de andar gritando amenazas de muerte por todo el barrio. El que quiere matar, mata, no palabrea. Pórtate bien y ya nadie sospechará de ti.

El arma. Las pistolas causan mucho ruido y el simple hecho de comprarlas ya aumenta el riesgo. Consigue un arma de lo más común y silenciosa, un cuchillo de cocina estaría bien. No debe ser nuevo, nadie debe verte comprando cuchillos. Tiene que ser un cuchillo viejo, y al que nadie extrañe, porque lo vas a hacer desaparecer dos meses antes de la muerte. Recuerda que la policía tomará medidas de la herida y sacará conclusiones del arma, así que el cuchillo debe ser de un modelo único, que no haya otro como él en tu casa. Si el vecino tiene uno igual, no importa.

Apariencia. Inventa una excusa creíble y ve a un pueblo lejano a comprar ropa de pandillero, capucha, buzo, gorra NY, mientras más lacra mejor. Ve a tiendas muy concurridas, donde nadie pueda recordar tu rostro, ni tengan cámaras de seguridad (muy importante). Busca en Internet técnicas de maquillaje para simular cicatrices, también para crear bigote y barba falsa con tu propio pelo, te servirán. Mientras más rasgos particulares tenga “el asesino” menos gente lo vinculará contigo. Recuerda que todos los accesorios que vas a usar el día del crimen tendrán que ir directo a la hoguera, así que no te encariñes mucho con ellos.

EJECUCIÓN

Hay miles de formas de eliminar a una persona. Sería tonto darte un plan específico para la ejecución y decir que es infalible, si no sé tu situación ni los detalles que rodean al objetivo. El plan tendrás que crearlo tú mismo, yo sólo puedo darte las pautas que debes seguir para que sea exitoso.

El escenario. El escenario perfecto siempre es de noche. Hay menos posibilidad de testigos y la policía tardará en encontrar el cuerpo (factor importante). Sigue a tu victima, mira su rutina diaria con cautela, seguro encontrarás un momento y un lugar donde se encuentre más vulnerable. Luego usa la imaginación. Si es un idiota cualquiera seguro que los fines de semana sale a embriagarse. Puedes pagar a una prostituta para que lo lleve a un callejón y ahí ejecutarlo. En caso el objetivo sea mujer, pues la tendrás más difícil, porque rara vez salen solas. Tienes que hallar la manera, si no tendrás que eliminarla junto a su compañía. Claro que para eso un cuchillo de cocina no bastará. Así que no te dejes vencer, piensa. La imaginación es el mejor amigo de un asesino.

La coartada. Es físicamente imposible estar en dos lados distintos al mismo tiempo, pero tendrás que conseguirlo. Tienes que demostrar que estuviste en otro lado mientras tu enemigo gritaba de dolor. Lamentablemente no habrá nadie que testifique a tu favor. No, no le pidas a alguien que te encubra, es riesgoso, y si llega a funcionar, le deberás un favor toda tu vida a esa persona. Lo que yo haría sería ir a un cine y salir por la puerta de escape a los 15 minutos de empezada la película, dirigirme al lugar del crimen, ejecutarlo, luego volver en el momento que acaba la película y comprar un helado o cualquier otra cosa. Si la policía pregunta, ahí tengo la entrada de cine y los recibos que prueban donde estuve a la hora del crimen.

La herida. Llega el día del fin. Comienza la caracterización de tu personaje. Ponte la ropa de pandillero encima de tu ropa normal, como es ancha no habrá sospechas, y el cuchillo tampoco se notará. Lleva una mochila. Con el objetivo en el lugar adecuado en el momento exacto, será la hora de la verdad. Si sigues mi consejo del cuchillo, te sugiero que lo agarres por la espalda y le rebanes el cuello de un solo corte. Se ahogará en su propia sangre, no podrá gritar por más que quiera, como en una pesadilla. Hecha sobre él un papel con un mensaje tipo “Así mueren los enemigos del pueblo” o “Damian esto lo hago por ti”. Luego corres. Debe ser así, rápido, sin discursos sobre tus motivaciones ni nada de tonterías dramáticas. Muerte y punto.

DESPUÉS DE LA SANGRE

Lejos. ¿Has visto cuando Superman corre por la cale arrancándose la camisa? Algo así tendrás que hacer. Primero sólo quítate la parte de arriba y ponla en la mochila, junto con el arma. Quédate con la barba y los bigotes. Ve a una avenida concurrida, mézclate entre la gente, tranquilízate. Súbete a la primera combi o micro que encuentres, da igual la dirección, lo importante es que te lleve lejos de la escena del crimen lo más rápido posible. Baja en un barrio oscuro, sigue moviéndote mientras te sacas los accesorios del rostro y el maquillaje que hayas usado. Regresa al lugar de la coartada. Quítate el pantalón, y si puedes también cambia de zapatillas. Si lo hiciste todo a tiempo podrás disfrutar de un helado con toda tranquilidad. Durante todo tu recorrido habrás cambiado tantas veces de apariencia que será imposible que alguien te reconozca.

Pruebas. Al amanecer, con el mensaje que dejaste, la policía estará investigando sectas satánicas o rebrotes terroristas, los medios de comunicación se volverán locos. Y quien sabe, a lo mejor el gobierno también se une al cuento y crean toda una cortina de humo en tu nombre. Entre tanto entretenimiento nadie pensará en ti. Pero no puedes descansar todavía. Llegó una de las fases más importantes del asesinato: ocultar las pruebas. La mayoría siempre falla ahí. Lo que tú debes hacer es quemar la mochila entera donde tenías tu disfraz y el arma. Quémala hasta que todo se fusione, luego ponla en una bolsa negra y deja que se la lleve el camión de la basura. En el inmenso mar de desperdicios donde irá a parar nadie podrá saber qué basura es tuya. Y estando quemada no hay posibilidad de que un reciclador meta la mano.

Interrogatorio. Si por alguna razón los policías vienen a preguntarte sobre la muerte de tu objetivo, muéstrate sorprendido (sin exagerar, idiota) y no digas nada que no se suponga que debas saber (el lugar, la hora o la forma de muerte, por ejemplo). No muestres las pruebas de tu coartada sin que ellos te lo pidan. Si ellos quieren sacarte una confesión presionándote, tú sólo insiste con tu versión de la historia, con toda tranquilidad, como si de verdad fueras inocente, y si no tienen ninguna prueba contundente contra ti, no les quedará otra más que dejarte en paz.

Horas. El tiempo que dure la búsqueda de un culpable dependerá de qué tan querido era tu objetivo. Si a nadie le importaba entonces la justicia no tardará en archivar el caso. Si tenía una familia numerosa que lo apreciaba, ellos molestarán a la policía todos los días. Pero los crímenes suceden una tras otro, y la vida continúa para los vivos. El olvido tendrá que llegar. Y listo, una muerte más sin resolver en este asqueroso mundo.

Vivir. Llega el momento de aprender la última lección: vivir siendo el único que sabe la verdad. Porque debes ser el único que la sepa. Ese secreto significa tu vida, no se lo puedes confiar a nadie, ni pareja, ni hijos, ni curas, NADIE. Al principio de la guía te pedí que tomaras un tiempo para ver si tus motivos eran firmes. Si lo eran nunca sentirás culpa. Pero si algún día se te da por confesarlo todo en busca de “paz mental”, recuerda que eso no arreglará nada ¿Crees que vas a revivir al muerto? ¿Crees que alguien te va a perdonar? No, todos los que te rodean te van a odiar, te mandarán a la cárcel, y en vez de paz mental, lo único que conseguirás será vivir en el infierno. Nada de culpa. Cada vez que sientas eso repite “se lo merecía” o “le hice un gran favor a la humanidad”. Mira hacia el futuro, piensa en todo lo que conseguirás ahora que tu objetivo flota en medio de la nada.

Bien, hasta aquí llegó esta guía. Sean libres.



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