Hamlet - Verdad o mentira, ser o no ser

Verdad o mentira, ser o no ser











Las redes sociales, tanto a nivel personal como profesional, son las nuevas armas de difusión. ¡El mundo ha cambiado! Está claro, eso es un hecho y la forma de comunicar de las personas, grupos, empresas, corporaciones e incluso países ha cambiado. Puedes elegir abstraerte de este nuevo rumbo, mirarlo de perfil o subirte al carro cuanto antes. Es un tema controvertido porque sobre todo esto está asociado a la verdad o la mentira, la exageración o la mesura, la desproporción, el exceso, la falsificación, la manipulación, la envidia y la sobreexposición de las personas y empresas, productos y servicios. Son aspectos que se relacionan y aparecen en cualquier red social, ya sea de uso personal, profesional o lucrativo. Y en todo este maremágnum de información, el bajo coste hace que se multiplique y sea exponencial su uso.

Mientras que en un medio de comunicación convencional necesitas pedir favores o pagar dinero en muchas ocasiones si tu noticia no es de alto interés, en las redes sociales, y sobre todo de índole profesional, somos capaces de poder mostrar al mundo nuestros logros, méritos, aciertos, acuerdos, fichajes, promociones e incluso poder generar debate y networking con una sola frase. Si además de esto, podemos vendernos gratis como marca personal, parece que hay pocas excusas para evitar su uso.

Dicho esto, ¿qué hay de verdad en todo esto? A veces, mucha, y otras no tanta. En cualquier caso, nunca sabremos si en el fondo todo es tan bonito o detrás de un quote exitoso de una empresa o la publicación de una persona se esconde un próximo ERE o una compañía con problemas de personal o estructura, o una persona opuesta a lo mostrado. Pero visto de forma rápida y sin capacidad de análisis, son mensajes positivos, de imagen triunfadora y un aura de éxito que ilumina a las empresas y profesionales que los publican. Eso es lo que queda como base.

Por ello son tan necesarias esas redes sociales en la vida de las empresas, empresarios y trabajadores. Porque mientras otros venden sus bondades si uno mismo no hace lo mismo, queda en una posición más débil frente al mercado. No quiero decir que quien no es activo en redes sociales no es exitoso, ni mucho menos. Solo hablo de parecer, no de ser. Y esto desde el punto de vista del marketing es esencial para el crecimiento de marca de cualquier empresa o el crecimiento de marca personal de cualquier trabajador.

En ese sentido, aunque parezca muy poco honesto, sincero o transparente, las redes sociales y el marketing relacional nos han convertido a los trabajadores y empresas en eso: en portadores de felicidad, buenismo, éxito y positiva apariencia.

Desgraciadamente vivimos de la imagen y, como en la vida particular, uno es libre de elegir el camino de la difusión o no, pero está claro que si tu no lo cuentas, los demás lo pueden contar por ti y probablemente cuando hablen de ti no será de la manera que a ti te gustaría, e incluso será para dar las noticias negativas de tu compañía o de tu persona, que son lo que por desgracia genera mayor interés y atracción. También el no estar presente, el no hablar, es síntoma de no existir, de no ser… El silencio ha pasado de ser una elección y una posición de señorío, seguridad y fortaleza a un si no hablas, no existes.

Las redes sociales y profesionales generan conocimiento de las personas y sus empresas. Antes o tenías una relación directa con un profesional y su empresa o desconocerías el 90% de su actividad por muchos periódicos que uno leyese y por mucha gente que conocieses. Hoy en día a través de LinkedIn, Facebook, Twitter e Instagram uno puede obtener muchísima información sobre una persona, empresa, producto, servicio o situación independientemente de tu relación con el mismo. En ese sentido, el no uso de ello lo único que provoca es situarte en una posición de desventaja sobre tus competidores y a basar tu imagen en el boca-oreja y las herramientas comerciales ya obsoletas de antaño.

En mi humilde opinión como usuario, sólo hay que ser honesto y equilibrado a la hora de difundir información a la par que analítico, detallista y muy objetivo a la hora de recibirla. Es la manera de sobrevivir en la desproporción de información que se maneja todos los días.

La realidad es que, si somos analíticos, profesionales y detallistas, vemos cómo empresas que sabemos que son deficitarias, que tienen problemas estructurales, financieros y de personal, se venden en las redes sociales como empresas que a uno le entrarían ganas de trabajar allí si no supiese la verdad y el fondo de la situación. Y ver cómo profesionales de bajo perfil y muy cuestionables se hacen pasar por triunfadores o personas de éxito con peso de opinión. Como no pueden pagar justos por pecadores, ni meter ahora a todo el mundo que trabaja las redes sociales en el mismo saco, me hago dos preguntas que yo mismo me contesto.



¿Cómo sé que esta empresa o trabajador dice la verdad? ¿O su mensaje es real? Con el análisis, el conocimiento y el contraste de información. Las redes sociales no son dogma de fe y hay que ponerlas en cuestión. Aplicando estas herramientas sabremos discernir entre lo real y lo falso pero para ello hay que ser muy analítico con lo que vemos y leemos.



¿Qué debe hacer una empresa rentable, con proyecto y estabilidad en este entorno? Ser muy activa. El mero hecho de saber qué empresas que no lo son y lo parecen debe provocar a los que sí lo son mostrarlo y explicarlo. Están obligados desde el punto de vista de la imagen de marca a hacerlo. Y por ello a ser muy activos y mostrar sus bondades y éxitos ya que tienen la suerte de poder hacerlo de forma veraz y honesta. ¡Fuera los complejos! Se acabó avergonzarnos de decir lo bien que hacemos las cosas, lo productivos que somos y lo buenos trabajadores que hemos llegado a ser. ¡Si lo somos, digámoslo! No pasa nada.



Los gobiernos y La política actual se escribe y se gestiona a base de Twitter, la restauración y el hospitality a través de la imagen y sus soportes como Instagram y la gestión de crisis de multinacionales a base de titulares que a través del soporte de prensa online están en el aire al minuto... Facebook, Google y Amazon gestionan nuestros datos, y las redes sociales nos posicionan.



Por lo tanto, aunque se puede vivir aislado de todo esto y posiblemente sea mucho más sano mental y físicamente, si quieres maximizar tu compañía en términos de rentabilidad, marca y proyección, debes estar inmerso en este mundo que no sé muy bien donde nos va llevar pero que enfrentarte a él no es el camino. De eso estoy seguro.



Hago una comparativa que me parece hasta graciosa. La llegada de la telefonía móvil a nuestras vidas con las redes sociales y profesionales. Son dos temas que cuando se introdujeron en nuestras sociedades generaron debate, bandos en los que, dependiendo del extracto social y generacional, se posicionaron detractores y defensores. Está claro que a día de hoy no tener móvil te convierte en un ciudadano y trabajador obsoleto y en máximo un lustro oponerse a las redes sociales y al marketing relacional te convertirá en un trabajador o empresa de segunda y por supuesto obsoleta y fuera del mercado.



Termino con una frase que se aplica bastante a lo comentado y que además descubre que el marketing relacional se inventó en la antigua Roma: “La mujer del Cesar no sólo debe serlo, sino parecerlo“.

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