El empleo público,reinventarse o morir

Una de las nuevas aptitudes que requiere la moderna gestión pública es la capacidad de trabajar en equipo.

Algo falla en la configuración del empleo público,si una buena parte de los empleados finalmente se quedan fuera de la Administración digital, los procesos de selección, el sistema retributivo, el sistema de carrera administrativa, y la gestión interna del cambio.


¿Cómo queda el empleo público tras la total implantación de la administración electrónica? Es una cuestión que nos preocupa.

Muchas cosas que cambiar. Precisamente sobre los cambios organizativos inherentes (y absolutamente necesarios) a los procesos de transformación digital de una entidad pública ya nos hemos pronunciado en numerosas ocasiones, un compendio de las cuales acompañan la presente a modo de Anexos.

Pero todo empieza en el momento del ingreso en la función pública. En relación al acceso, no puede estar más alejado el sistema de selección con las tareas a desempeñar. Deberíamos preguntarnos qué trabajo va a realizar el aspirante, y a partir de ahí configurar un sistema de detección y demostración de las aptitudes necesarias para su desempeño.

Y es que trabajar hoy en día en la administración requiere de una serie de aptitudes que, visto que mayoritariamente no se tienen, se deberían adquirir. No vemos movimiento en este sentido, y nos frustra ver que la formación “en administración electrónica” es, salvo honrosas excepciones, pura teoría sobre los artículos de la Ley de procedimiento.

Añadan algunos problemas que, con cierta decepción, hemos observado en los funcionarios jóvenes, “de nuevo ingreso”, sobre todo en cuerpos de altos funcionarios (para entendernos “grupos A”). Por un lado se trata de su primer trabajo, por lo que entran directamente “de jefes” sin tener en muchos casos la debida madurez, experiencia vital y “mano izquierda”. También creen (algunos) que con aprobar la oposición ya lo han hecho todo en la vida (triste creencia con 27 ó 28 años), por lo que en estos casos la proactividad es nula. Añadan, a pesar de su juventud, cierta falta de preparación en competencias digitales (no hablamos del Whatsapp evidentemente).

Mal asunto si la escasa savia nueva que irrumpe en nuestras organizaciones públicas lo hace como un elefante en una cacharrería. Son simples reflexiones, habrá que dar una oportunidad al personal de nuevo ingreso (de cualquier edad, no solo jóvenes). Ójala, de corazón, que el esperado relevo generacional que se considera la solución al problema no sea parte del problema.

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