Desequilibrio,el trabajo interno

Desde la historia humana, hemos intentado rectificar este desequilibrio creando arte, escribiendo poemas, cantando canciones, escribiendo guiones editoriales

“La relación entre seres vivos y el medio ecológico es inestable y desequilibrada, provocando en el organismo respuestas que tienden a compensar ese desequilibrio y así poder mantener la estructura, que de otro modo desaparecería bruscamente.” “La adaptación al cambio externo implica también un cambio interno en el organismo para su supervivencia.” “Siempre en lo vital estará presente el mecanismo de responder compensatoriamente al desequilibrio” para mantener la estabilidad interna de la estructura.” “Esta tarea de compensar al medio externo, y también a las carencias internas”, “que según el desarrollo de cada especie, tendrá mayor o menor complejidad”, “se va a comprender como adaptación (y específicamente como adaptación creciente).” “En todo momento evolutivo hay transformación, tanto del medio como del ser vivo. He aquí una paradoja interesante: la estructura para conservar su unidad, debe transformar al medio y transformarse también a sí misma.” Así, “la vida aparece organizándose con funciones, tropismos y memoria para compensar un medio variable, y así adaptarse crecientemente, vemos que es necesaria también una coordinación (por mínima que fuere) entre estos factores, y para la orientación oportuna hacia las condiciones favorables de desarrollo. Al aparecer esta mínima coordinación, surge el psiquismo como función de la vida en adaptación creciente, en evolución. “ “La función del psiquismo consiste en coordinar todas las operaciones de compensación de la inestabilidad del ser vivo con su medio. Sin coordinación, los organismos responderían parcialmente sin completar las distintas partes compositivas, sin mantener las relaciones necesarias y, por último, sin conservar la estructura en el proceso dinámico de adaptación. “ “El psiquismo aparece como el coordinador de la estructura ser vivo-medio: es decir, de la estructura conciencia-mundo. El resultado de tal coordinación es el equilibrio inestable en que esta estructura va a trabajar y procesar.” En el caso del ser humano, “El psiquismo se ha ido haciendo complejo, al par que refleja sus anteriores etapas. Especializa también aparatos de respuestas como son los centros neurohormonales que desde una original función vegetativa fue desarrollándose hasta un intelecto de complejidad creciente.”

“Según el grado de trabajo interno y externo, la conciencia ha ganado niveles desde el sueño profundo al semisueño y, ulteriormente, a una vigilia cada vez más lúcida.” “Se puede afirmar que los distintos niveles de conciencia cumplen con la función de compensar estructuradamente al mundo (entendiendo por “mundo” a la masa de percepciones, representaciones, etcétera, que tienen su origen en los estímulos del medio externo e interno). No se trata simplemente de que se den respuestas, sino que se dan respuestas compensatorias estructurales. Esas respuestas son compensaciones para restablecer el equilibrio, en esa relación inestable que es la relación conciencia–mundo o psiquismo-medio.” “Estas compensaciones de la conciencia tienden a equilibrar el medio interno respecto del externo. Tal vinculación se establece por exigencias, encontrándose el individuo urgido a responder a un mundo complejo: natural, humano, social, cultural, técnico, etcétera.” ”Las complejas relaciones entre los grupos sociales y la experiencia social e histórica acumulada, ponen un ambiente y una situación en la que va a ser necesaria la transformación interna del hombre.” “Puede definirse a la conciencia como el sistema de coordinación y registro que efectúa el psiquismo humano.” “sar con una respuesta estructuradora. Sin embargo, como el “objeto” de búsqueda no pertenece al plano en que se lanza la búsqueda, terminará siendo completado con algo que no es “objeto” de conciencia y que no es homogéneo con el plano en que se produce el “desequilibrio”. De esa singular implesión no hay registro aperceptivo y, como sabemos, sólo contaremos con traducciones posteriores a ella. Son esos registros y traducciones posteriores los indicadores de que el acto lanzado produjo otro tipo de implesión. Este procedimiento “desequilibrante” no tendría eficacia por sí solo si no contara con la dirección (trascendente) y la carga afectiva del Propósito. El Propósito es el acto “desequilibrante” lanzado, y el procedimiento es el modo de lanzarlo que habilita la consecución de la práctica. En términos generales, podríamos asemejar el Propósito al Pedido que consideramos más arriba. El Propósito como acto, dadas sus características, no puede ser compensado por “objetos” perceptuales o de representación. De ahí la incompatibilidad de la presencia del yo y la atención presente en la búsqueda de la respuesta compensatoria. De ahí la necesidad de lanzar la búsqueda hacia los límites del espacio de representación. Ese acto no encontrará a su “objeto”, pero no por ello cesará, poniendo así la dirección y tensión de búsqueda que colocará a conciencia en condiciones favorables para otro tipo de implesión. Pero todo esto exige un tratamiento por separado. “La conciencia no puede percibir a la mente y es ilusorio que la busque. En cambio, puede silenciarse para que se traduzca en ella el sentido de la mente.” 24Su estructura mínima es la relación acto-objeto, ligada por los mecanismos de intencionalidad de la conciencia. Esta ligazón entre actos y objetos es permanente aún cuando existan actos lanzados en busca de objetos que en ese instante no se precisan. Es esta situación la que da dinámica a la conciencia. Los objetos de conciencia (percepciones, recuerdos, re- presentaciones, abstracciones, etcétera), aparecen como los correlatos intencionales de los actos de conciencia. La intencionalidad siempre está lanzada hacia el futuro, lo que se registra como tensión de búsqueda, y también hacia el pasado en la evocación.” *** A primera vista y sin contexto, lo antes citado podría aparecer como propio de un texto de neurociencia, biología, antropología, etc. Es decir, algo alejado del trabajo interno y de improbable relación con la experiencia interna. Sin embargo, interpretamos que cuando Silo se refiere al “Plan que vive en todo lo existente” o a la “Intención evolutiva”, también abarca su visión de la vida y el surgimiento del psiquismo en función de ella. Y así también lo ha hecho al arrojar luz sobre la trama del la historia, los mitos, la sociedad, la religiosidad, etc. Son explicaciones que van mucho más allá de lo académico. Por otra parte, la particular estructuración de la “conciencia inspirada” no es exclusiva de la mística, sino que se aplica también a los campos de la ciencia y el arte. De manera que en la obra de Silo – en la que no se opone la razón a la fe, ni lo terreno a lo eterno – toda explicación y práctica están enlazadas coherentemente. Esto responde a distintos niveles y modos de exposición de su pensamiento. En general, nuestro trabajo interno presenta rasgos básicos y fundamentales que le dan una singular identidad muy precisa. Estos rasgos de tipo operativo guardan una relación coherente con nuestras concepciones más amplias de tipo doctrinario y, en particular, con nuestra Psicología. Esta identidad lo diferencia de otras formas de trabajo interno ajenas; y esta diferencia es crítica en cuanto a descripción, interpretación y consecuencias tanto teóricas como prácticas. El procedimiento de trabajo interno que describiremos se basa coherentemente en nuestra visión del surgimiento y función del psiquismo. Se entiende que este no es el único procedimiento usado, pero se lo ve como importante ya que se encuentra a la base de muchas de nuestras prácticas. Futuras posibles producciones podrían ocuparse de otros aspectos y procedimientos del trabajo interno.

nuestra visión del surgimiento y función del psiquismo. Se entiende que este no es el único procedimiento usado, pero se lo ve como importante ya que se encuentra a la base de muchas de nuestras prácticas. Futuras posibles producciones podrían ocuparse de otros aspectos y procedimientos del trabajo interno. La transformación interna. La estructura “desequilibrio-restablecimiento del desequilibrio” está permanentemente activa en el psiquismo, sus aparatos, la relación entre ellos y las direcciones de las respuestas hacia los medios, externo e interno. Niveles de conciencia, personalidad, ensueño, núcleo de ensueño, etc. pueden ser vistos a la luz de esa estructura. El sufrimiento mental, el sinsentido, el registro de la finitud, etc. son indicadores de, y constituyen, “desequilibrios” que obstaculizan la adaptación creciente, el desarrollo de la conciencia, las posibilidades evolutivas del ser humano y de la vida. Esos “desequilibrios” no obedecen completamente a factores intencionales del individuo, sino también a sus mecanicidades y compulsiones, a hechos azarosos, o bien a influencias ambientales que el individuo no alcanza a compensar de manera creciente. El “mundo” que la conciencia compensa no es sólo perceptual, sino también de representaciones, y de un “paisaje humano” en el que priman las intenciones y las “miradas” propias y ajenas. De modo que los “desequilibrios” tienen más de un origen. Por lo tanto, nuestras prácticas de transformación interna se organizan coherentemente dentro del enmarque citado para habilitar respuestas compensatorias que restablezcan el equilibrio en función de la adaptación creciente. Esto implica que el restablecimiento del equilibrio no será meramente un regreso al estado previo al desequilibrio, sino un salto a un estadio evolutivo superior de experiencia y comprensión. Es claro que esta es una cierta perspectiva y un nivel de explicación. Para ello, muchas de nuestras prácticas tienen en común precisamente el uso intencional del “mecanismo de responder compensatoriamente al desequilibrio”. Más precisamente -y éste es el núcleo de nuestro escrito- consisten en generar un “desequilibrio” de un cierto tipo, una desestabilización, que habilite un cierto tipo de respuesta compensatoria en sentido transformador. Más adelante lo ilustraremos con algunos ejemplos. Hay “desequilibrios” específicos que van a favorecer ciertos tipos de compensaciones estructuradoras tendientes a restablecer el equilibrio de la estructura conciencia-“mundo”. En otras palabras, ciertos tipos de respuestas buscadas se corresponden con ciertos tipos de “desequilibrios” creados. La estructura acto-objeto (forma) con que opera la conciencia es el correlato de la estructura desequilibrio-restablecimiento del equilibrio. Los “objetos” de conciencia son los correlatos intencionales de los actos de conciencia. El acto no completado con su “objeto”, con la tensión de búsqueda que le acompaña, genera un “desequilibrio” que conciencia tenderá a compensar con una respuesta que restablezca el equilibrio. La respuesta (como “objeto” del acto) tenderá a 12 corresponder, ser homogénea, con las características del “desequilibrio” (y por lo tanto del acto de conciencia) que conciencia tiende a compensar. Es aprovechando todo esto que se han planteado formas de trabajo tendientes a superar las resistencias y habilitar respuestas de transformación en sentido evolutivo. Específicamente, se han planteado ciertos actos de conciencia que constituyen “desequilibrios” que deberán ser compensados con “objetos” tales que restablezcan el equilibrio del psiquismo a un nivel de experiencia y comprensión superiores. Según el objetivo específico, dichos actos (“desequilibrios”) tendrán distintas características en su concepción e implementación práctica. 13 13 EJEMPLOS A continuación, se comentan brevemente algunos ejemplos de prácticas conocidas en las que intencionalmente se crea un cierto tipo de “desequilibrio” que habilita una respuesta compensatoria del psiquismo para restablecer el equilibrio en el sentido que interesa a la práctica. Lo haremos a grandes rasgos, sin hacer un análisis exhaustivo, para que no se desproporcione con el resto del escrito. El Pedido. Esta práctica (así como la Ceremonias y el Guía Interno) acompaña nuestro Trabajo desde hace varias décadas, más precisamente desde el 1972.3 Las formas de realizar un Pedido pueden ser varias. Una de ellas es la conocida como “el regalo”, “la receta”, etc., con un apoyo respiratorio.4 Sea dirigido a una imagen- guía o al interior de uno mismo, se trata de un fuerte acto lanzado con un preciso objetivo, acompañado de carga emotiva y de copresencia de necesidad y/o urgencia. Ese procedimiento genera el “desequilibrio” necesario que pone a la conciencia en una búsqueda de la compensación que restablezca el equilibrio. Esta compensación puede expresarse de distintas maneras. Luego veremos otro caso particular de Pedido.5 El Pasaje de la Fuerza. “Hay un punto de control del estar-despierto-verdadero y hay una forma de llevar la Fuerza hasta él.” “Cuando se lleva la energía a ese lugar todos los otros puntos de control se mueven alteradamente.” 6 “Puede conducirse la Fuerza al punto del real despertar (entendiendo por “Fuerza” a la energía mental que acompaña a determinadas imágenes y por “punto” a la ubicación de una imagen en un “lugar” del espacio de representación).” 7 Este puede ser visto como un acto lanzado en busca de su “objeto” (la experiencia de la Fuerza). Es un emplazamiento mental en regiones no habituales, un trabajo de interiorización hacia un punto del espacio de representación, acompañado de un cierto “tono y una apertura emotiva”, un apoyo formal (imagen de la esfera) que deviene “imagen” cenestésica, y habilitado también por el consiguiente “silencio” de percepciones y representaciones ajenas. Este “silencio” tiene propiedades del trabajo por “vacío” que veremos más adelante. 3 Ver Silo. “La Mirada Interna”, XIII, 1972, “¿Qué es la Religión Interior?”, VIII, 1974, y charlas sobre la Religión Interior, 1974/75. 4 Silo. Inauguración de la Sala de Sudamérica. La Reja. 7 de mayo de 2005. 5 La Ceremonia de Imposición Guiada. 6 Silo. La Mirada Interna. VIII. Control de la fuerza. 4 y 5. 7 Silo. La Mirada Interna. XII. Los descubrimientos.4. 14 La relajación previa colabora con lo anterior, como asimismo la postura corporal de equilibrio inestable cuando la espalda no está apoyada. El que los “puntos de control” se muevan “alteradamente” suma desestabilización, “desequilibrio”. Según la predisposición del practicante, la práctica puede ser reforzada también con un carácter de Pedido. Todo este acto complejo genera un “desequilibrio” tan particular que favorece la implesión del acto con su “objeto”. La meditación sobre “quién soy” y “hacia dónde voy”. Esta meditación es propuesta en el contexto de El Mensaje de Silo.8 Como procedimiento, puede asumir una forma similar a la de la Ceremonia de Aceptado (que veremos a continuación), o sea, en condiciones excepcionales, o bien de práctica cotidiana o frecuente, buscando ahondar en las diversas respuestas de distinta profundidad que van surgiendo de vez en vez. Serán de particular interés las prácticas realizadas en niveles de reversibilidad altos. Los modos que se puedan usar para acometerla variarán según cada persona, pero serán más eficaces aquellos que generen ese “desequilibrio” necesario para que la conciencia tarde o temprano no pueda eludir el dar una respuesta compensadora. Esto tiene relación con el trabajo por “vacío” que veremos más abajo.9 Como en el Pasaje de la Fuerza, también esta práctica puede ser reforzada con un carácter de Pedido. El trabajo con el Guía Interno. Las imágenes-guía, de las que el Guía Interno es un caso particular, tienen un carácter compensatorio de “desequilibrios”. Las necesidades de orientación, de compañía y de protección son situaciones de “desequilibrio” que la relación (por invocación, pedido, etc.) con el Guía Interno tiende a compensar. En la misma configuración del Guía Interno operan, entre otros, factores compensatorios de los propios “desequilibrios”, por ejemplo en términos de sabiduría, bondad o fuerza interna. 10 En La Mirada Interna leemos que: “Cuanto más fuertemente se hicieron las llamadas, desde más lejos acudieron estos guías que trajeron la mejor señal. Por ello supe que los guías más profundos son los más poderosos. Sin embargo, solamente una gran necesidad puede despertarlos de su letargo milenario.”11 La intensidad y la necesidad que acompañan la llamada potencian el acto que, como “desequilibrio”, tenderá a ser compensado no solo con la respuesta del Guía Interno, 8 Silo. El Mensaje de Silo. El Camino. 31/07/2002. 9 Ver “El Guía Interno como apoyo para los trabajos de Escuela”, Tercera Parte: Anexo de experiencias. Fernando A. García, Centro de Estudios Parque de Estudio y Reflexión Punta de Vacas, 2011. 10 Ver “El Guía Interno como apoyo para los trabajos de Escuela”, Fernando A. García, Centro de Estudios Parque de Estudio y Reflexión Punta de Vacas, 2011. 11 Silo. La Mirada Interna. XVII. El Guía Interno. 7. 15 15 sino con sus características mismas de “profundidad” y “poder”. Es significativa la relación que parece guardar con el Propósito y la Ascesis. Las Ceremonias. Desde el punto de vista que estamos usando, el del “desequilibrio”, las Ceremonias lo crean por colocar a los participantes en una franja de mentación y de sentir no habitual, trascendentes a lo cotidiano; por el clima que se transmite, por la frecuencia donde se opera, promoviendo el lanzamiento de un acto para cuya compleción no se imponen “contenidos”, sino que estos son los que cada participante aporta de su propio “paisaje interno” para construir su propia experiencia. 12 En otros términos, se genera un “ámbito” que opera por “vacío”, no por “llenado”. Aquí es un factor importante la predisposición (presente o copresente) de los participantes. Más abajo, en los puntos referidos a “Otros casos significativos de “desequilibrio”,.volveremos sobre las Ceremonias para considerar la importancia del factor psicosocial que opera en ellas, La Ceremonia de Miembro Aceptado. En el antiguo libro de Ceremonial 13 se encuentra la Ceremonia de Miembro Aceptado, hoy en desuso. Allí se sugiere la creación de condiciones ambientales y personales. Es de destacar la desestabilización que produce el ayuno. El trabajo, en su punto central, consiste en el lanzamiento de tres preguntas muy significativas hacia lo profundo de la propia conciencia, luego de meditar sobre la frase “No hay sentido en la vida si todo termina con la muerte” con la carga emotiva que el tema supone. La necesidad de obtener respuesta implica también un Pedido. Las preguntas no están desprovistas de “imágenes” dirigidas a un punto del espacio de representación. Esa “puesta en situación” y procedimiento (que incluye el “silencio”) generan el “desequilibrio” necesario para que las respuestas a dichas preguntas provengan de una fuente inusual que se experimenta como superior y trascendente al yo.14 La Ceremonia de Imposición Guiada. En el mismo libro de Ceremonial antes citado, también se encuentra la Ceremonia de Imposición Guiada 15 , asimismo en desuso. En esta Ceremonia, el Pedido explícito por la experiencia de la Fuerza (“¡Dame la Fuerza!”) apoyado en la “imposición” (de manos o no) es reforzado por la invocación del Guía Interno al que se pide repetidamente por la Fuerza. Recordemos cómo se refuerza este acto en un momento en que se produce la suspensión repentina de la invocación (verbal o mental). Este acto lanzado con suficiente carga afectiva y dirigido al Guía Interno (configurado y emplazado en el espacio de representación), pone las condiciones de “desequilibrio” que posibilitan dicha experiencia. Las Prácticas de Operativa. Los argumentos transferenciales que se desarrollan operan creando el “desequilibrio” al provocar una crisis por el hecho de llevar la conciencia a encontrarse en situación de afrontar situaciones conflictivas, sufrientes, aun no superadas. La predisposición a hacerlo opera copresentemente ya en el nivel de semisueño activo. Obviamente, sabemos que el “desequilibrio” original se crea cuando surge el conflicto, la fuente de sufrimiento. Pero aquí no consideramos ese “desequilibrio” empírico, sino el intencional con el apuntamos a su resolución transferencial que es la intención copresente durante la sesión misma. Este encuentro con las llamadas “resistencias” moviliza el trabajo compensador de conciencia que, asistido por los recursos transferenciales del caso, eventualmente permita restablecer el equilibrio. Un restablecimiento provisorio puede darse en forma de “olvido funcional”, distintas formas de fuga (por ej., “rebote de nivel”, “huida alegórica”, etc.) o bien una “resolución” catártica por agresión confrontativa. Pero el restablecimiento definitivo y eficaz se da por la reconciliación del caso, la integración de contenidos aislados, la trasferencia de cargas, el cambio de perspectiva, etc. En definitiva, aquello que efectivamente produzca el cambio de instancia psicológica con respecto al tema en cuestión. Experiencias Guiadas. Valen para este caso consideraciones similares a las de las prácticas de Transferencia en Operativa. Complementando lo dicho al respecto, vale aquí recordar los comentarios de Silo con respecto al “esquema de construcción al que se ajustan todas ellas”.16 En las Experiencias Guiadas hay “un aumento de la tensión “dramática” y “una representación vital problemática” que constituyen el “nudo” de las mismas. En el contexto del “desequilibrio”, las siguientes citas son reveladoras: “Hemos de agregar algunas otras consideraciones respecto al armado del enmarque de situación, del contexto en el que se da la experiencia. Si es que necesitamos colocar al lector en un punto en el que toma contacto con él mismo, debemos distorsionar la estructura del tiempo y del espacio siguiendo la enseñanza que, sobre esto, nos dan los propios sueños. Debemos liberar la dinámica de imagen y quitar las racionalizaciones que impidan un fluido desarrollo. Si podemos, además, desestabilizar el registro corporal, la posición del cuerpo en el espacio, estaremos en condiciones de hacer aparecer preguntas referentes a cualquier momento de la vida del lector o, inclusive, a momentos futuros como posibilidad de acción a realizar.” 17 Y más adelante: “A su vez, como se trata de un hecho que hay que cambiar en el pasado, un hecho en nuestra vida que quisiéramos se hubiera presentado de otro modo, debemos producir alteraciones temporoespaciales que modifiquen la percepción de los fenómenos y terminen por modificar la perspectiva desde la que vemos nuestro pasado. Así, es posible no ya modificar los hechos que ocurrieron, pero sí el punto de vista sobre los mismos y, en ese caso, la integración de tales contenidos cambia considerablemente.” 18 Sólo agregaremos aquí otro recurso de “desequilibrio” que se usa en algunas de ellas. Por ejemplo, en la experiencia guiada de “El Enemigo”, se pone alegóricamente a este en una situación extrema de indefensión, quedando así a total merced del alegorizante. Esta situación límite es la que, como “desequilibrio” habilitará su movimiento compensatorio pendular hacia la posterior actitud compasiva para con aquel que no es ya un enemigo. De esta manera, la conciencia produce una síntesis compensatoria estructurando a otro nivel de registro. El trabajo atencional. El “desequilibrio” en el trabajo atencional intenso y sostenido (por ejemplo, la atención dirigida como estilo cotidiano, la “mirada envolvente” en la Disciplina Formal, etc.) se produce por la sobrecarga energética de un centro de respuesta (intelectual). La energía psicofísica se concentra en su parte intelectual, lo que exige al aparato psicofísico en un punto del mismo y en desmedro de los demás. El trabajo también favorece la parte intelectual del centro emotivo, y los tonos de emotividad característicos de estos trabajos sin los cuales no podría sostenerse. En todo momento, opera la imagen cenestésica propia del trabajo por su toma de realimentación en el circuito. Este “desequilibrio” por sobrecarga, que pone en juego intensamente los mecanismos de reversibilidad, habilita su compensación estructuradora: una acumulación y salto cualitativo a un nivel de trabajo superior (por ej., “ruptura de nivel”). Las experiencias de éxtasis, arrebato y reconocimiento nos dan cuenta de este salto en que la conciencia al improviso estructura al “mundo” de una manera no habitual. Esto corresponde a un contacto con “lo Profundo”. 19 Los trabajos con el “silencio” o por “vacío”. Es un caso particular de “desequilibrio” que se crea no por “llenado”, no por “objetos” presentes, sino por ausencia de ellos. Un caso de trabajo con el “vacío” es el de la 17 Ibíd. Las negritas llaman la atención sobre nociones clave, pero no están así evidenciadas en el original. 18 Ibíd. Las negritas llaman la atención sobre nociones clave, pero no están así evidenciadas en el original. 19 Conversación de Silo con Enrique Nassar, Mendoza, 26 de noviembre de 2006. 18 segunda cuaterna de la Disciplina Formal. Otro caso es el del trabajo con la Fuerza que se realiza buscando aquello que siempre se buscó durante toda la vida. Se dan descartes sucesivos que llevan a un “vacío” que, como “desequilibrio”, es compensado por la experiencia de la Fuerza. En la misma franja está el de atender a los fugaces “espacios de silencio” que se advierten entre un “ruido” mental y otro, tratando de ampliar dichos instantes, hasta manifestarse la Fuerza.16 Como vimos, la meditación sobre “quién soy” y “hacia dónde voy” también opera por descarte en su profundización creciente. En general, están los trabajos con preguntas (no Pedidos) que se dirigen “a la profundidad de tu conciencia”, como vimos con la Ceremonia de Aceptado. Pero también están las preguntas dirigidas con intensidad al Guía Interno, que se interrumpen para esperar la respuesta atentamente, lo cual genera un “silencio” que habilita la misma.20 Los Aforismos. El tercer aforismo se enuncia así: "Los pensamientos repetidos con fe, producen y atraen el máximo de fuerza en las acciones". Con esta expresión simple se está hablando de “imágenes” como actos lanzados al “mundo”. Estos actos son reforzados por su repetición y por la carga afectiva de la fe, es decir, la convicción, sentimiento fuerte, seguridad de que una cosa es así como se cree. Se puede inferir que a tal permanencia y carga afectiva le corresponde una necesidad muy sentida y, en muchos casos, un Pedido. La estructuralidad de la conciencia hará que esas “imágenes” reorganicen el trabajo de los aparatos del psiquismo en función de responder a esta solicitación. De manera que esto constituye el “desequilibrio” que buscará ser compensado por el “objeto”, y que en este caso son las “acciones” correspondientes. Las Disciplinas. “Sostenemos que para que haya cambios tiene que haber inestabilidad”. Este planteo es quizá más explícito en el contexto de la Disciplina material, en la que se indica la necesidad de la desestabilización como precursora del cambio. “Cuando hablamos de la Disciplina Material trabajamos los objetos externos y la materia del propio cuerpo, tratando de desestabilizarlos”. “Sostenemos que para que haya cambios tiene que haber inestabilidad. ... Hablamos de desestabilización en el propio cuerpo vinculada a cambios en los objetos materiales con los que trabajamos.” 21 Oportunamente, Silo explicó que el trabajo con las Disciplinas plantea “hechos psicológicos sorprendentes” y paradojas que deben ser resueltas.22 23 Esas 20 Ver Comentarios de Silo sobre meditación, el silencio , son las que al trabajar con ellas generan el “desequilibrio” del que hablamos. Una vez más, ese “desequilibrio” (o sucesión de ellos) se resolverá en estructuraciones de mayor nivel, que a su vez habiliten desequilibrios y compensaciones estructuradoras más complejas en un proceso cuanto menos evolutivo. Ese “desequilibrio” está apoyado por un esfuerzo atencional, un grado de abstracción creciente, una interiorización en el espacio de representación llevada a sus límites extremos que culmina en la suspensión del yo. La Ascesis. Entendida aquí como procedimiento de acceso a “lo Profundo”, la Ascesis funciona de manera similar gracias al Propósito. Es decir, de una manera más breve que los pasos de una Disciplina, aunque intensa, el procedimiento de Entrada genera ese acto de conciencia “desequilibrante” que conciencia (no confundida con vigilia y con el yo, y en ausencia de este) intentará compensar con una respuesta estructuradora. Sin embargo, como el “objeto” de búsqueda no pertenece al plano en que se lanza la búsqueda, terminará siendo completado con algo que no es “objeto” de conciencia y que no es homogéneo con el plano en que se produce el “desequilibrio”. De esa singular implesión no hay registro aperceptivo y, como sabemos, sólo contaremos con traducciones posteriores a ella. Son esos registros y traducciones posteriores los indicadores de que el acto lanzado produjo otro tipo de implesión. Este procedimiento “desequilibrante” no tendría eficacia por sí solo si no contara con la dirección (trascendente) y la carga afectiva del Propósito. El Propósito es el acto “desequilibrante” lanzado, y el procedimiento es el modo de lanzarlo que habilita la consecución de la práctica. En términos generales, podríamos asemejar el Propósito al Pedido que consideramos más arriba. El Propósito como acto, dadas sus características, no puede ser compensado por “objetos” perceptuales o de representación. De ahí la incompatibilidad de la presencia del yo y la atención presente en la búsqueda de la respuesta compensatoria. De ahí la necesidad de lanzar la búsqueda hacia los límites del espacio de representación. Ese acto no encontrará a su “objeto”, pero no por ello cesará, poniendo así la dirección y tensión de búsqueda que colocará a conciencia en condiciones favorables para otro tipo de implesión. Pero todo esto exige un tratamiento por separado. “La conciencia no puede percibir a la mente y es ilusorio que la busque. En cambio, puede silenciarse para que se traduzca en ella el sentido de la mente.”



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