Del aire y queman (consumen) materia orgánica. En este proceso llamado combustión obtienen energía que utilizan (por ejemplo para moverse) y CO2 que liberan al ambiente.
La figura de la derecha (Figura 1) muestra un proceso semejante al de la máquina de tren, pero en una persona. Por una parte ingiere alimentos orgánicos (que juegan el papel del carbón), y por la otra inspira oxígeno, gracias al cual tiene lugar la combustión (tal como sucede en el interior de la máquina de vapor).
El oxígeno inspirado (O2) va a los pulmones, de donde pasa a la sangre (Figura 2). Por el sistema arterial, este oxígeno es transportado a los diferentes tejidos que forman el cuerpo humano para que se realice la función de la respiración. El resultado de la misma es la eliminación del CO2 por el sistema venoso.
Por otro lado debemos considerar la digestión del combustible (Figura 3). La materia orgánica ingerida es sometida a una serie de transformaciones a lo largo del aparato digestivo (reacciones químicas) cuyo resultado neto, desde el punto de vista energético, es la producción de glucosa.
Así es como los procesos de la digestión y de la respiración pulmonar preparan los ingredientes básicos del proceso real de respiración: la glucosa y el oxígeno. Esta respiración real se lleva a cabo en las células, como veremos en la siguiente imagen.