El Monte Shasta es en realidad un volcán durmiente que se encuentra en el norte de California. En un terreno llano, se eleva desde la nada hasta mas allá de los 3.000 metros de altura y en un día claro, puede verse a mas de 200 kilómetros de distancia. Es, por cierto, una figura dominante en el paisaje.
Su cuerpo está formado por cuatro conos volcánicos que han ido creciendo uno dentro del otro a lo largo de los siglos y siglos. Algo que no es muy raro en los volcanes, pero que por estas latitudes ha dado pie a pensar que es la entrada a un "intramundo" donde viven seres que son descritos tanto como altos, rubios y de cabello al viento, como pequeños seres grises que no superan el metro de altura, o espíritus translúcidos.
No te pierdas ésta: "Es un punto de enfoque para ángeles, guías espirituales, naves espaciales, maestros de los Reinos de Luz, y es el hogar de algunos de los sobrevivientes de la Antigua Lemuria".
Porque si algo no podía faltar en Monte Shasta, es el avistamiento de naves espaciales, claro está. Y esto de por sí atrae a cientos, miles de curiosos, aficionados o amantes de lo desconocido a acampar en sus laderas esperando ese "contacto del tercer tipo".
Las leyendas populares abonan el mito ya que los pueblos autóctonos de la zona, le creen el trono del "Señor del Otro Mundo" tal vez por haber observado alguna de sus escasas erupciones. Este volcán con mas de 500.000 años de existencia, ha registrado erupciones cada 600 años aproximadamente en los últimos 4.500. Si confiamos en estas cifras, y quieres sentarte allí a esperar a la Nave Nodriza, te cuento que la última fue hace unos 200 años.
El Monte Shasta es un destino turístico buscado por otro tipo de viajeros (no intergalácticos). Al permanecer muchos meses con nieves en su altura y cobijar un glaciar en la boca del volcán dormido, es un punto muy interesante para el montañismo, se organizan caminatas sobre el glaciar y diversas alternativas de turismo activo.
Y, por supuesto, se organizan "encuentros", "retiros" y "vigilias" esperando la llegada de nuestros amigos del intramundo o del extramundo.
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