La Federación Galáctica, una raza de seres avanzados que han vigilado la Tierra durante milenios, observan con gran preocupación cómo la humanidad sigue su camino hacia la autodestrucción. Han intervenido en el pasado, como lo hicieron con los dinosaurios y los gigantes nefelis, y están dispuestos a hacerlo nuevamente.
La Federación envía una advertencia a la humanidad, instando a los líderes mundiales a detener los conflictos y trabajar juntos para proteger el planeta. Pero sus llamados no son escuchados. La desconfianza y la rivalidad entre los países aún existen, y la humanidad parece estar destinada a repetir los errores del pasado.
Es entonces cuando la Federación decide tomar medidas drásticas. Con un simple movimiento, desactivan todas las tecnologías militares en el mundo, desde los misiles balísticos hasta los aviones de combate. Las superpotencias se encuentran completamente indefensas, sin ningún medio de protección contra una posible amenaza alienígena.
Los líderes de Rusia y Estados Unidos están desconcertados. No entienden lo que ha sucedido, pero saben que deben actuar rápido si quieren proteger a sus ciudadanos. Pero antes de que puedan hacer algo, la Federación lanza su ataque.
Desde el espacio, un rayo de luz desciende hacia la Tierra. Todo el planeta se ilumina con una energía cegadora, y en un instante, toda la vida se detiene. Los humanos quedan paralizados, incapaces de moverse o hablar. El mundo se queda en silencio, mientras la Federación ejecuta su juicio final.
Después de lo que parece una eternidad, la luz se desvanece y la parálisis se levanta. Los humanos recuperan la capacidad de moverse y hablar, pero descubren que algo ha cambiado. La Federación ha dejado una advertencia clara: si la humanidad no aprende a trabajar junta y proteger el planeta, la próxima vez no serán tan amables.
¡Qué sorpresa! Resulta que la Federación Galáctica, ese grupo de seres avanzados que se supone que protegen y cuidan la galaxia, ha decidido atacar al planeta Tierra con armas nucleares. Porque, ¿para qué molestarse en tratar de comunicarse con los humanos y trabajar juntos para resolver conflictos pacíficamente cuando puedes simplemente aniquilarlos a todos de una vez? Claro, está muy bien que la Federación Galáctica tenga el poder de decidir qué planetas merecen ser salvados y cuáles deben ser eliminados. Y sí, tal vez la raza humana no ha sido la mejor en cuidar su propio planeta y ha cometido muchos errores, pero ¿no es un poco irónico que sean precisamente los miembros de la Federación Galáctica quienes usen armas nucleares, es decir, armas que son precisamente uno de los mayores errores de la humanidad? Pero no hay de qué preocuparse, porque seguro que algún grupo de científicos y líderes visionarios puede crear una tecnología de defensa de última generación en un par de días y salvar al mundo. Aunque, siendo realistas, ¿qué posibilidades hay de que eso suceda? Si ni siquiera podemos resolver nuestros conflictos cotidianos sin recurrir a la violencia, ¿cómo vamos a enfrentarnos a una amenaza galáctica? En fin, parece que la Federación Galáctica está demostrando que, por muy avanzados que sean, también pueden ser igual de destructivos e irracionales que cualquier otra especie. De Satanael
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