El desaparecido Joan Perucho ideó en su "LES HISTORIES NATURALS" las aventuras de un vampiro de la vieja escuela llamado Onofre de Dip. Sin embargo, en este bello pueblecito del Baix Camp (Tarragona) nos encontramos con una leyenda real de vampirismo, los dip, los perros vampiro que dieron nombre al mismo. En el siglo XIX la leyenda se extinguió, pero se creía que por los alrededores del pueblo merodeaban unos perros pequeños oscuros amenazadores que atemorizaban a los viajantes y a los trasnochadores de porrón y taberna. |
En el retablo de Santa Marina de 1602 ya aparecían esos diabólicos canes y también en el de 1730 con un fondo dorado. En el escudo de la villa aparecen con una pierna levantada y la cola alzada con boca abierta y lengua colgante mostrando una expresión feroz. Esos canes del averno sembraron el terror en los animales de la zona a los que atacaban, asesinaban y bebían su sangre, pero en realidad nadie los vio, sólo presentían su presencia demoniaca a través de unos ojos terroríficos que brillaban en la negra noche. En la entrada del pueblo, en la actualidad, aparece la imagen de un perro más amable pero se echa de menos aquellos canes endiablados de las antiguas leyendas fruto de la imaginación popular o quizá de algún hecho difícil de explicar. |