Desapercibido en el silencio de la mañana,
las palabras están mudas y ausentes,
errantes esparcidas en el viento,
una caricia negra
atisbo de tinta,
no es suficiente
para el poeta escribir sobre
el papel,
Ni su corazón late…
no intentes escucharlo;
ni sus susurros buscan espectadores,
la danza del tiempo
os ha embriagado en éxtasis,
y la doncella de la soledad
os ha hechizado de placer.
el papel,
Ni su corazón late…
no intentes escucharlo;
ni sus susurros buscan espectadores,
la danza del tiempo
os ha embriagado en éxtasis,
y la doncella de la soledad
os ha hechizado de placer.
