SANTA EN MIS MANOS



Siempre había pensado que si de verdad existía Santa Claus, este debía de ser un enfermo total.

No entendía porque todos se emocionaban por la parte de un gordo enfundado en su traje rojo diera regalos a los niños y olvidaran la parte que ese anciano nos espiaba a todos. Vamos hasta los estúpidos y empalagosos villancicos lo decían, "te observa cuando duermes, te mira al despertar, no intentes ocultarte de él, pues siempre te verá, el sabe de ti, el sabe de mí, él lo sabe todo, no intentes huir, santa Claus llegó a la ciudad..." y todos repitiéndolo con esas sonrisas estúpidas, ¿acaso era yo la única cuerda que pensaba con detenimiento eso?

Nada de la CIA o la INTERPOL, santa era mejor vigilándonos...y eso de verdad daba miedo, y guardaba muy bien su base de operaciones, en el polo Norte, y tenía animales mutante y mano de obra barata.

Los regalos que nos daban de pequeños era nada por una existencia de espionaje.

Así que una noche de Navidad, mientras mi familia se iba a la cama yo me quede despierta, esperando....a las 2 de la madrugada escuche las campanas por la casa....el gordo había llegado.

Con suaves pasos y un chuchillo de cocina me oculte en las sombras, esperando al anciano invadir mi casa, cosa que no tardó, se deslizó por la chimenea es muy astuto con su costal casi vacío, al parecer era la última casa que visitar vaya mi suerte, nada había sido planeado por mí, todo fue sin intención tengo que aclarar, y eso fue al propósito, pues sí el panzón nos observaba no podía dejar que él se enterara de mi plan...

Después de dejar los regalos vi como el enfermo veía la casa, cada foto, y la decoración, más nítidas que sus grabaciones debían de ser, se acercó al vaso de leche que mi dulce sobrina había dejado para él, y la tomó, y yo me acerque a su espalda, y le susurré al oído.

-saborea tu último vaso de leche maldito panzón pervertido.- el confundido volteó a verme y yo solo sonreí, Santa Claus que todo lo veía y lo sabía estaba sorprendido y despedía miedo, y yo riéndome de él le encajé con fuerza el cuchillo en la cabeza. Maldito anciano, viviendo tantos años y se desplomó sin más, inerte....yo había matado a Santa Claus, viva por mí.

Puede que este algo loca, puede, pero no soy estúpida, así que me deshice de las pruebas, y del panzón, el traje era fácil lo y el trineo igual, cualquiera pensaría que era parte de la decoración, a los renos los deje ir, luego en las noticias pensarían que habían escapado de algún lugar o un zoológico.

El panzón por otro lado, sería mi obra de arte, le quite la piel como si fuera un cerdo, y lo decapite....la cabeza la metí en frasco de formol, y descuartice su cuerpo, tenía que esforzarme....comeríamos un platillo navideño....

A las ocho de la mañana mi sobrina bajo emocionada, y abrió sus regalos, despertando a todos en la casa, quienes bajaron listos para tomar el desayuno de navidad. Cuando estuvieron en la mesa les serví un delicioso estofado.

-¿de qué es hija?

- receta secreta madre, pero te diré que lleva algo de leche y mucho espíritu navideño, se llama Estofado de Santa, porque de seguro el moriría por él...

Riendo mi familia, se comió el delicioso estofado, y yo sonreía, mientras tarareaba Santa ha llegado a la ciudad...porque ya no lo volvería a hacer.

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