MI SOMBRA

Foto: El silencioso saber, de la calma y tranquilidad, en esta fría y acogedora habitación mis pensamientos,atraves del espejo inyecta en mi, unas ganas de arrancarme el cabello, no por el placer masoquista de excitar el dolor en mi, mas bien para la sensacion de hacerlo.  Tan sencillamente podría salir en silencio, con uno de esos cuchillos grandes, guardados en la cocina, salir a la calle, agarrarlo, apoyandolo, en el piso, arrecostandome a el, verlo llorar, saboreando sus lágrimas, tocar su cabello enredado, e incluso besarlo, antes de apuñalarlo tres o cuatro veces.  Luego de morir seguiría recortando en trozos los restos de el, golpearlo algunas veces con furia quitándole los dientes de un puñetazo agarrando con mis manos los extremos de su mandíbula sangrienta y sin dientes, la estiraría lentamente para poder disfrutarlo, hasta tener un pedazo de su cráneo en cada mano.  Escalaría un faro de luz y pondría la parte superior ahí en la punta junto a la lampara, lo mismo con el otro pedazo y el cuerpo descansaría mutilado en la fría calle nocturna.  Caminaría con calma, colina arriba, hacia mi casa un trayecto casi sin fin y al entrar por la puerta, y verme en el espejo que reposa en la entrada, presenciaría mi reflejo. Soy solo una sombra.

El silencioso saber,
de la calma y tranquilidad,
en esta fría y acogedora habitación
mis pensamientos,atraves del espejo
inyecta en mi, unas ganas
de arrancarme el cabello,
no por el placer masoquista
de excitar el dolor en mi,
mas bien para la sensacion
de hacerlo.

Tan sencillamente
podría salir en silencio,
con uno de esos cuchillos grandes,
guardados en la cocina,
salir a la calle,
agarrarlo, apoyandolo,
en el piso, arrecostandome a el,
verlo llorar, saboreando sus lágrimas,
tocar su cabello enredado,
e incluso besarlo,
antes de apuñalarlo
tres o cuatro veces.

Luego de morir
seguiría recortando
en trozos los restos
de el, golpearlo
algunas veces
con furia
quitándole los dientes
de un puñetazo
agarrando con
mis manos los
extremos de su
mandíbula sangrienta
y sin dientes, la
estiraría lentamente
para poder disfrutarlo,
hasta tener un
pedazo de su cráneo
en cada mano.

Escalaría un faro de luz
y pondría la parte superior ahí
en la punta junto a la lampara,
lo mismo con el otro pedazo
y el cuerpo descansaría
mutilado en la fría calle nocturna.

Caminaría con calma,
colina arriba, hacia mi casa
un trayecto casi sin fin
y al entrar por la puerta,
y verme en el espejo
que reposa en la entrada,
presenciaría mi reflejo.
Soy solo una sombra.

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