Soy la sangría restante
en tu verso nocturno,
devorè los cuatro vientos
para llegar a petrificar tu alma,
para llegar como nunca antes
alguien lo ha hecho…
Enmudecí las horas,
le puse reloj al tiempo,
quitè la luz que destilaba de tus pupilas,
así como los niños juegan
llenos de curiosidades obscenas.
Perforé tu retrato,
mordí tus venas haciéndote
coagular amor y pasión
por donde quiera que camines,
por donde quiera que te arrastres.
Versé a mi manera,
arranquè un pedazo de tus labios
para recitar sin dejarte un instante,
sádica reencarnación de mis locuras,
te diluí en esta poesía
mientras soñabas con un tú y yo…
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