AMANTES




Al otro lado del mar nuestra
casa nos espera, alla en las
tierras olvidadas por las estrellas,
en donde reine y sobreviva nuestro amor.

Alla en mis brazos guardare
la perla de mi corazon, en una
caja de coral que en la
arena submarina enterrare.

En el sepulcro de las abismales
profundidades el fuego de nuestro amor
blanco y plateado resplandecera,
asemejandose al sol y la luna en un
averno azul, un cielo muerto.

Mientras en los caminos del dolor
naufragen los siglos, nosotros
dormiremos sonrientes en nuestro
lecho coralino, cuando el silencio
se extienda en las eternas huestes,
aun nuestro espiritu nadara en las
aguas verdes y rojas como nuestras muertes,
al apagarse los rayos de una
agonizante estrella, en el atardecer
del universo, en el omega de la memoria,
en un rincon etereo pasearemos
convertidos en sombra y deseo, vos y yo
sin cuerpos ni almas, solo nuestro amor.

De tu mano encontrare el amanecer
y la luna, escondidas en los
palacios de tu mirada diafana,
de tu mirada clara cual la
noche nevada.

Vuelen por tanto en nuestros cuerpos
los dedos del amor, atando
con cristalinos dedos cual
imperecederos lazos, la carne
de nuestros despojos latientes.

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