Cíclicas sus miradas penetrantes acechando
Descerrajando el tiempo de tu inquisición
Verdugo sediento de la vid tu hormona
Hastiado de impaciencias, ejecuta su labor
Implosión de un grito desgarrador
Ahogado, mudo, salpicando sangre por el bastión
Con los ojos blancos de ausencia te ciernes
Y tu cuerpo atado se quiere soltar
Invasiones todas, por tu inconciente van
Tu cráneo liberado, Se derrama pesado al suelo
Y rebota en los pómulos tu penar
Efímera convulsión sangrante, tu corazón ya no late mas