Y él maldijo a la Luna
por revelar la verdad.
Por el prado ella se arrastra
pues su miedo es mortal.
Él trata de convencerla,
que era necesario, que fue por ella,
pero es más grande su sombra que la silueta.
Y su doncella lo niega, lo niega...
La espada, bañada en sangre esta,
cae roja a pesar de procedencia truhan.
Como dragón le ruge a la oscuridad
pero no puede volver atrás.
Tras un árbol ella se cobija
pues teme a los seguidores del mal.
Él se acerca: No debes dudar.
pero ella cierra sus ojos a la realidad.
A su fuerte abrazo forcejea
pero reconoce su calor rindiéndose al final.
Que no es lobo ni vampiro le devela,
pero si algo mucho más ancestral.
Su cuerpo fue cambiado de Elkiday a mortal
y es sólo por a ella que aprendio a amar.
Él es Junkell y ella es Shilay su leyenda se escribirá