PERMITIERON VERTIR BARRO EN LA GRAN BARRERA DE CORAL EN AUSTRALIA







El Gobierno australiano aprobó el plan minero propuesto en diciembre por el ministro 



de Medio Ambiente, Greg Hunt. El permiso del vertido de los residuos de dragado deja 



a dos empresas indias y a un minero australiano multimillonario Gina Rinehart 



expandir el puerto Abbot Point. Tienen proyectos colectivos de 16.000 millones de 



dólares en la cuenca de Galilea, rica en carbón, que pretenden exportar unos 120 



millones de toneladas de carbón al año.

En 1981 la Gran Barrera de Coral fue declarada parte del Patrimonio de la Humanidad 




por la Unesco y mantiene una fantástica variedad de especies marinas y de vida 



vegetal. Es el mayor arrecife de coral del mundo con casi el tamaño del estado 



americano de Montana: cubre un área de unos 350.000 kilómetros cuadrados. Por su 



gran diversidad biológica a veces es mencionado como el 'animal vivo' más grande del



 mundo.

Los ambientalistas, científicos y turoperadores avisan de que el proyecto duplicará el




 tráfico marítimo en torno a los corales. El ya de por sí frágil ecosistema está sufriendo 



por el calentamiento global, la pesca y la contaminación perdiendo peces, flora 



acuática, etc. Por tanto, los activistas enviaron una carta al presidente del organismo 



vigilante, Russell Reichelt, pidiéndole que rechace la expansión del puerto.

La organización Greenpeace se unió a ellos calificando el vertido de "vergüenza 




nacional" equivalente a tirar basura en un lugar como el Gran Cañón del Colorado o la



 Ciudad del Vaticano. Sin embargo, desde el Parque Marino de la Gran Barrera de Coral



aseguran que, a pesar de reconocer todas las preocupaciones, la expansión de Abbot



 Point requeriría menos dragado que otras opciones a lo largo del arrecife.

"Es importante señalar que el suelo marino de la zona aprobada está formado por 




arena, limo y arcilla, y no contiene corales o algas", dijo Reichelt.

De momento la Unesco, en consulta con el Gobierno australiano, tomó la decisión de




 demorar la iniciativa de clasificar el lugar como "en peligro" o alterar su condición de



 Patrimonio de la Humanidad hasta que el Gobierno presente un informe de cómo se 



propone abordar las preocupaciones ambientales.

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