Oh Rosa

Oh rosa enferma que de olvido te pudres
dejando en tristeza al gusano, maldita,
te abandonas a tus deseos, sucumbes
dichosa a la desgracia de tus caricias.

Los pétalos roídos cubren tu figura frágil,
tu cuerpo desnudo en la noche sombría;
se destruye la simetría de tus formas salvajes
mientras tu velo de seda todo lo hastía.

Oh monstruosidad del amanecer y el rocío,
belleza inexacta provechosa de sus encantos,
engañaste al poeta que se muere de frío
y con tu vileza embrujaste a otros tantos.

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