...Puedo verte caminar directo a mí, sin que tu repares en ello.
Puedo acecharte, disfrutarte cual feroz predador dispuesto a saltar
sobre la indefensa presa para destrozarla a dentelladas.
Dejar manar la sangre caliente aún de tus entrañas, rociarme con ella,
tomarte íntegro, comerte vivo. ¡Canibalismo adormecido que a veces
renace con tanta fuerza que me supera!
Sentir ese calor tan placentero recorriéndome, mariposeándome en el circuito
sanguíneo.
Fascinada te miro, mi respiración se agita mi pulso se acelera, la sangre corre
salvajemente por mis venas, crepitando en mis sienes, circulando a gran velocidad.
Mis manos transpiran inquietas cuando puedo ver tus músculos,
dibujar con mis dedos las venas de tus brazos recorriéndolos lentamente.
¡Es tan excitante sentir tu fortaleza!
Te veo como un delicioso manjar servido en bandeja.
Ese sueño me parte la cabeza. Pienso las mil y una formas de devorarte ,
de saborearte. Primero te haría el amor con fiereza, violentamente, agresivamente
en un éxtasis interminable, afiebrados de sadismo y perversiòn
y luego prolongaría el goce de tenerte para siempre en mi... en mi...
y que los Dioses de este universo crean de mi lo que quieran.
Ya no me volvería atràs la decisión estaba tomada.
Mientras se anudaba como cruel serpiente en mi garganta este brutal deseo.
sobre la indefensa presa para destrozarla a dentelladas.
Dejar manar la sangre caliente aún de tus entrañas, rociarme con ella,
tomarte íntegro, comerte vivo. ¡Canibalismo adormecido que a veces
renace con tanta fuerza que me supera!
Sentir ese calor tan placentero recorriéndome, mariposeándome en el circuito
sanguíneo.
Fascinada te miro, mi respiración se agita mi pulso se acelera, la sangre corre
salvajemente por mis venas, crepitando en mis sienes, circulando a gran velocidad.
Mis manos transpiran inquietas cuando puedo ver tus músculos,
dibujar con mis dedos las venas de tus brazos recorriéndolos lentamente.
¡Es tan excitante sentir tu fortaleza!
Te veo como un delicioso manjar servido en bandeja.
Ese sueño me parte la cabeza. Pienso las mil y una formas de devorarte ,
de saborearte. Primero te haría el amor con fiereza, violentamente, agresivamente
en un éxtasis interminable, afiebrados de sadismo y perversiòn
y luego prolongaría el goce de tenerte para siempre en mi... en mi...
y que los Dioses de este universo crean de mi lo que quieran.
Ya no me volvería atràs la decisión estaba tomada.
Mientras se anudaba como cruel serpiente en mi garganta este brutal deseo.