BLACK METAL VAMPIRA ( RELATO )



Podía ver apagarse las últimas luces del día a través de las rendijas de las persianas. Era una sensación extraña sabiendo que si las abres de par en par sabes que vas a morir. Ha sido así desde que perdí mi vida humana, prácticamente solo recuerdo mi última noche con vida, he sido más tiempo ser inmortal que humano. A veces veo mi reflejo en el espejo y no sé lo que realmente soy... Creo que he leído demasiadas novelas existencialistas, pero la verdad es que no sabría cual es el verdadero sentido de mi existencia si no pudiera matar. Y creedme para sobrevivir los sentimientos no sirven para nada.

Tarareaba una de las cancion mientras pintaba mis uñas nuevamente de negro. Tocaba aseo personal, generalmente los vampiros siempre tenemos un olor especial, algo similar a esas flores tropicales carnívoras, atraemos fácilmente a las moscas y luego nos las comemos. Mientras caía el agua caliente sobre mi cuerpo, recorriendo cada espacio, pensé en el evento que me deparaba para esta noche. Ah sí, hay un concierto de... un grupo de Black Metal. Me puse ropa ajustada de vinilo, medias de rejilla y un look algo siniestro. Oculté las venas ennegrecidas del paso del tiempo con el maquillaje. A ver las botas NewRock de tacón metálico, pueden ser útiles, liguero por fuera de la minifalda y algo escotado será perfecto. Salí de mi apartamento con un abrigo de vinilo con mucho vuelo, me recordaba a aquellas viejas películas del cine de vampiros; cada vez que salía por la noche con algo similar a una capa. Cogí el metro, me coloqué el ipod y al contrario que los humanos, si quería lo escuchaba absolutamente todo. Vi a unos cuantos muchachos con la estética y presupuse que iban al mismo lugar que yo. Me miraban pero no se acercaban. Aún es demasiado pronto, controlaré mi apetito. Me encaminé a una explanada vallada, era el recinto de los grandes eventos. Ya podía ver los carteles con la cara del cantante, estética muy oscura con apología demoníaca. Si ellos realmente supieran que el diablo tiene grandes...ejemm... colmillos y muchas curvas... El humano y sus figuraciones, que le vamos hacer. Saque mi entrada en taquilla mientras notaba furtivas miradas masculinas a mi trasero y todo lo demás. Puede ser una noche muy productiva. Me introduje en el mar de gente y esta vez para no levantar muchas sospechas llevaba en mi bolso una bolsa de sangre, quería simular que bebía algo fresco y corriente. tome uno de los vasos tirados por el suelo y lo rellené. Me acerqué a un grupo de chicas metaleras y les pedí el favor de algunos cubitos. Notaba lascivas miradas en sus semblantes, me encanta sentirme tan querida. Es algo similar a ser una gran estrella, pero una estrella muerta por supuesto. No quería empecharme mucho con mi bebida ya que tenía que "cenar" esta noche. Y en ese momento empezaron los dobles pedales de la batería a sonar a toda potencia y vi a un hombre con una estética agresiva cantando con una voz que me recordaba a un vampiro con más de un mes sin alimentarse. Me fascinaba su aspecto ciertamente, tenía un ligero toque andrógino bajo toda esa parafernalia de vinilo, pinchos y cadenas entrelazadas. No tardé mucho en salir de mi ensimismamiento cuando dos chicos con caras de campesinos del Medievo se acercaron a mí. Tenían el típico aspecto de grande + estúpido. Encima adornados de apología satánica, que bonita convinación. Estaba sin palabras.

-¡Hola guapa! Como se lo está pasando la dama de la oscuridad.- decía mientras la saliva salpicaba. Con un comentario tan original como su cara de bobino.

-Muy bien encanto. Pero acuérdate de sacar al cerebro de casa cuando salgas. De todas formas no me viene mal un poco de compañía.-

Pasaban los minutos mientras intentaban meterme mano y olía sus cuerpos. ¡Agh!, a veces los animales huelen mejor que algunas personas. Contemplaba el concierto mientras esas sucias manos se posaban alrededor de mi cintura. Todo iba estupendamente hasta que el más tonto de ellos intentó coger mi bebida. Con la mente rápidamente hice que su compañero le diera un golpe. Era muy divertido jugar con las mentes simples.

-Joder, te prometo que no he sido yo!-

- Ale chicos tranquilos he sido yo, esbozando una encantadora sonrisa.-

Qué asco los vi sonreír con unos dientes más negros que el vinilo que llevaba puesto.

-Bueno si me disculpáis caballeros necesito que me acompañéis, quiero ir a los aseos y una dama puede correr peligro, ¿No os importa?- Les guiñé un ojo y saque la lengua.

- Claro que si, aquí estamos para que no te pase nada.-

-Sois muy amables, apuesto a que las chicas hacen cola para quedar con vosotros...-

Me encaminé a los aseos relamiéndome, busqué el que estaba más apartado del resto. Hice un gesto para que entendieran que viniera primero uno de ellos conmigo. Así lo hizo. Se engancho rápidamente a mí, notaba su aliento caliente con aroma de alcohol. Recorriendo su saliva mis pechos mientras sujetaba su cabeza presionándole junto a mi pecho, al minuto quiso sacar el rostro de mis pechos y no le dejé. Conforme más quería salir más lo ahogaba, sentí los puñetazos en mi cara y el temblor del cuerpo antes de espirar.

-Para que te enteres estupido la dama de la oscuridad es una película de los 80 de Elvira.- No pude contener mi risa.

Al par de minutos llamé al otro, era más pasable que el anterior. Repetí la operación, pero quería sentir como me lo hacía contra la alambrada más alejada. Mientras notaba su cuerpo junto al mío preparé mi vaso de refresco.

-Date la vuelta encanto...-

-¿Así te gusta más?- Dije mientras sonreía.

Desplegué mis grandes colmillos y el iris de mis ojos se tornó amarillento. La cara de susto no tenía precio, creo que la borrachera se marchó junto con la orina que se desprendía por sus talones. Lo cogí en alto y alargué una de mis uñas clavándola justo debajo del mentón. Puse el vaso debajo y comencé a rellenarlo. Pude ver como se empapaban nuevamente los cubitos de hielo. Que divertido, mi propia expendedora de bebidas humana. Quizá lo patente.

-Bueno amiguito, ¿se te ha quedado una cara de impresión eh?-

Lancé el cadáver por encima de la alambrada con un simple gesto. Y cuando levanté la mirada pude verla a ella. Era la chica que dejé vivir la otra noche...

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