Cómo AYUDAR A una persona EN LUTO
Todos los seres humanos experimentamos reacciones de pérdida, una oportunidad laboral que no pudo ser; una separación afectiva, una enfermedad que nos hace perder la salud…. Todo esto origina dolor, malestar psicológico, pena, aflicción, etc. El duelo es la reacción emocional normal ante la pérdida de un ser querido. Como dice Jorge Montoya (2002), en ninguna otra situación como en el duelo, el dolor producido es total: biológico (duele el cuerpo), psicológico (duele la personalidad), familiar (nos duele el dolor de otros), espiritual (duele el alma). En la pérdida de un ser querido duele el pasado, el presente y especialmente el futuro; toda la vida en su conjunto duele. Además hay que tener en cuenta que el duelo es una experiencia cultural universal, subjetiva, que va a requerir una elaboración posterior, cuya duración va a depender de la persona. Las reacciones de cada uno a la pérdida de un ser querido dependen también de numerosos factores Las reacciones más frecuentes se pueden agrupar en tres bloques: Shock Emocional: Incredulidad, negación. Inhibición. Perplejidad. Aturdimiento. Incertidumbre. Miedo. Dolor: Llanto, crisis de angustia. Agitación, irritabilidad, hiperactividad. Labilidad emocionalAdemás de todo lo anterior, para comprender lo que implica la pérdida de un ser querido es imprescindible poseer la capacidad de ponerse en el lugar del otro, y entender que la otra persona puede sentir, percibir, opinar de manera diferente a uno mismo. En general, en todos los procesos de duelo existen unas características comunes que se darán en todos los individuos que pierden a un ser querido, y otros aspectos que varían entre las distintas personas y que dependerán de factores individuales, ya sea debidos al deudo, al fallecido o al contexto (Lorenzo, 2004). Existen muchos factores moduladores (Ramos, 2007) que pueden afectar al tipo e intensidad de la reacción, e incluso a su aparición en las situaciones muy traumáticas en las que podría esperarse una reacción postraumática en los deudos. Los elementos comunes ante la pérdida afectiva serían los siguientes: Nivel de apego al ser querido fallecido. Vínculos afectivos con el fallecido. Necesidades y dependencias. Cuando el fallecido se ocupaba del mantenimiento material, la seguridad y estabilidad del hogar o de la persona sobreviviente. Tipo de muerte. (ver figura 1 con la escala NASH). Existe evidencia de que los supervivientes de muertes por suicidio atraviesan momentos únicos y muy difíciles a la hora de afrontar el duelo, al igual que en los casos en que el superviviente mata a la persona en un accidente o en un homicidio. También existen otras dimensiones asociadas con el tipo de muerte como dónde se produjo la muerte a nivel geográfico, si ocurrió cerca o lejos y si había algún aviso previo o se trata de una muerte inesperada. Personalidad y recursos del doliente. Los mecanismos de adaptación al medio y los recursos personales de afrontamiento en situaciones similares anteriores . Familia y apoyo social. Disponer de una red social y/o familiar que dé cierta seguridad, sentimiento de pertenencia y aceptación por parte de otros y que permita expresar su dolor. Es más importante el apoyo percibido que el real. Crisis concurrentes. La coincidencia de varios problemas al mismo tiempo puede dificultar o bloquear la recuperación del individuo, por el esfuerzo añadido. Entre los factores diferenciales en cada experiencia de duelo, vamos a distinguir entre factores de vulnerabilidad y factores protectores para el desarrollo de dificultades en el proceso de dueloLEER TEXTO COMPLETO EN PDF