España: «No hay negociación posible con Estado Islámico. Ellos o nosotros»


«Esperamos beneficios económicos para nuestras empresas del próximo viaje a Irán»

—El terrorismo yihadista continúa su avance. ¿Se puede frenar a Estado Islámico?
—No hay negociación posible con Estado Islámico. Ellos están en lucha sin cuartel con todos aquellos que no comparten su visión sectaria del Islam (cristianos, judíos, yazidíes y musulmanes que creen en un Islam pacífico). Son ellos o nosotros.
—¿Cómo luchar contra los retornados de Siria o «lobos solitarios»? ¿Cuál es el estado de alerta ahora en España para evitar atentados como el del tren de alta velocidad de Francia el viernes?
—Nos alegramos de que no se haya producido finalmente ese atentado. Desgraciadamente en España tenemos experiencia contra el terrorismo yihadista y contra el de ETA y tenemos los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado más capacitados del mundo. Pero es cierto que la amenaza es permanente y que la sociedad debe permanecer vigilante.
—¿Qué opinión le merece que Turquía esté combatiendo a los kurdos en lugar de apoyarles en su lucha contra los yihadistas?
—Turquía tiene dos problemas con los que debe lidiar al mismo tiempo: mantener la integridad territorial (que supone controlar al PKK) y combatir tanto al régimen de Assad como a Daesh. Espero que sea capaz de encontrar una solución armónica para estos dos problemas.
—¿Han recibido alguna noticia sobre el secuestro de los tres periodistas españoles en Siria?
—Seguimos todos los días la situación de nuestros compatriotas. Deseamos traerlos cuanto antes a casa y para eso hay que ser extraordinariamente discretos. Conseguimos liberar a españoles secuestrados en Malí y en Somalia, a periodistas españoles en Siria y otros casos que se han resuelto sin que hayan trascendido a los medios de comunicación. Mi experiencia me dice que cualquier indiscreción o ligereza en este tema entorpece la solución del conflicto. La otra parte, con la que hay que contar, está a la espera de cualquier patinazo por nuestra parte y eso nos complica enormemente la actuación. Estamos todos los días, no sólo nuestros Servicios, sino en contacto con todos los Servicios y organizaciones regionales que están en la zona siguiendo la situación. Posiblemente es una de las cosas que más pueden angustiar a un ministro de Asuntos Exteriores, porque no depende sólo de ti. Te encuentras en una cierta impotencia y necesariamente tienes que esperar.
—Usted va a viajar en breve a Irán, con los ministros de Industria y de Fomento. ¿Qué esperan de la visita?
—España preside el Consejo de Seguridad el Comité de Sanciones y parece que vamos a seguir presidiéndolo porque todos están contentos con nuestro trabajo. Por eso, enterarse de de lo que está pasando en Irán tras el acuerdo de Ginebra me parece importante. Y, por supuesto, también esperamos resultados económicos de la visita. Irán está entre los países del mundo con mayores reservas de energía, que es el tema clave para la comunidad internacional. Ellos tienen una infraestructura destrozada y, por tanto, las posibilidades para nuestras empresas son inmensas. No estoy dispuesto a que lleguemos tarde a esto. Tenemos unas buenas relaciones, que deben traducirse en beneficios concretos para las empresas y la economía española.
—Países como Italia o Grecia están viviendo a diario el drama de la inmigración. ¿No le parece que la Unión Europea sigue siendo demasiado lenta a la hora de tomar medidas para evitar más muertes?
—La UE tiene unos procedimientos de decisión en todos los terrenos muy lentos. Somos 28 países con 28 agendas e intereses y una organización muy barroca. Por eso, soy partidario de avanzar hacia eso que llamamos los Estados Unidos de Europa, de tener un Gobierno de la UE que se corresponda con el nivel de interdependencia que tenemos entre nosotros. La UE será una Unión Federal o no será. Somos lentos en la cuestión de la inmigración, somos lentos en política exterior y de seguridad común y en política de defensa; somos lentos en materia económica, como se ha visto en el caso de Grecia, por no tener mecanismos de resolución. Hemos de tomarnos en serio que estamos en un mundo de grandes organizaciones: China, Estados Unidos, los Brics y la UE. O se unen todos los países miembros o, incluso los más poderosos, caerán en la irrelevancia.

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