¿Por qué los jóvenes se unen a ISIS?



Se estima que más de 20 mil extranjeros de más de cien países alrededor del mundo han viajado a Irak y Siria para unirse al Estado Islámico (ISIS). De esos 20 mil, al menos 3.400, incluyendo mujeres, provienen de Europa y Estados Unidos. Los crímenes cometidos por ISIS son abominables. Todos aquellos que no aceptan convertirse a su rama del Islam (sunita) son asesinados, vendidos o esclavizados. Quienes viajan desde Occidente para unirse a ISIS saben esto y aún así hacen el largo trayecto, arriesgándolo todo. ¿Por qué?

Para algunos las razones son socioeconómicas. Es decir, la falta de educación y la pobreza serían los motores de la frustración y radicalización que llevan a un joven musulmán a unirse a ISIS. No cabe duda que la falta de educación y la pobreza pueden ser factores que contribuyen a la radicalización de muchos jóvenes musulmanes. Pero esas condiciones no están presentes en los jóvenes musulmanes de Estados Unidos y Europa que se unen a ISIS. Entonces, ¿por qué lo hacen?, ¿por qué dejan atrás la comodidad de su hogar para unirse a ISIS?

De acuerdo a algunos, como Ömer Taşpınar (Huffington Post, 3/5/2015), muchos de los jóvenes musulmanes que se unen a ISIS son personas educadas con grandes ambiciones, pero con pocos prospectos reales de alcanzarlas, es decir son "personas con ambiciones frustradas". Para Taspinar es la brecha entre expectativas y oportunidades reales la que genera la radicalización ideológica.

En el caso de Bélgica, por ejemplo, se considera que la combinación de una población musulmana joven, medianamente educada, desempleada, sin ningún tipo de apego, raíces o sentido de pertenencia, creó las condiciones para una creciente radicalización. Cuando Abu Bakr al-Baghdadi, líder de ISIS, declaró la fundación de un califato (sunita), e hizo un llamado no sólo a los soldados, sino también a los doctores, jueces, ingenieros y expertos en derecho islámico a que ayudarán a crear un Estado Islámico, ladrillo a ladrillo, parecía estarle hablando a esos jóvenes desafectos en Europa y Estados Unidos. Se trataba,  de cierta manera, de la oportunidad de obtener un sentido de pertenencia y salir adelante. El mensaje es especialmente peligroso dado su gran poder de seducción.

Como seres humanos todos tenemos una necesidad de pertenecer, de ser aceptados, de ser parte de algo. El sentido de pertenencia es tan necesario como tener comida o un techo. Algunos encuentran esa satisfacción en la nación, la Iglesia, otros en los amigos y la familia. Ciertos individuos se sienten satisfechos con sentir una conexión con dos o tres personas, otros aspiran a una conexión mayor con gente alrededor del mundo o toda la humanidad. Muchos luchan toda su vida por encontrar ese sentido de pertenencia y la soledad puede ser particularmente dolorosa para algunos. Para aquellos jóvenes musulmanes en Occidente que carecen de un sentido de pertenencia, el sueño de un Estado Islámico es seductor.

Lo mismo ocurre con las aspiraciones de vida. Algunos derivan satisfacción de hacer ejercicio para alcanzar un cuerpo más atlético, otros de tener un bebé o de auspiciar un gran evento. Al igual que el sentido de pertenencia, las aspiraciones de vida son subjetivas y dependen de cada persona. Pero lo cierto es que todos queremos alcanzar algo que nos haga sentir orgullosos de nosotros mismos. Ciertas personas derivan esa satisfacción de las cosas más pequeñas, otras pasan toda su vida frustradas porque sienten que sus aspiraciones están más allá de sus posibilidades. Para muchos jóvenes musulmanes en Occidente y otras partes del mundo, la creación de un Estado Islámico ofrece el espacio para la plena realización de sus potenciales. De una forma u otra, allí habrá -supuestamente- espacio para todos los arquetipos (Jung): el héroe, el huérfano, el proveedor, el explorador, el amante, el sabio y el político, entre otros. De allí que el mensaje sea tan seductor.

La pregunta que muchos se están haciendo en este momento es: ¿qué puede hacerse para evitar que un grupo creciente de jóvenes musulmanes se sientan seducidos por el sueño de crear un califato, ladrillo a ladrillo?  Para algunos países como Estados Unidos la solución está en monitorear las mezquitas y arrestar preventivamente a todo aquel que dé señas de radicalización. Para otros en Europa, la solución es más compleja y requiere atender los factores ideológicos, sociales y sicológicos que pudieran estar motivando a estos jóvenes. Lo cierto es que la tarea es ardua e incluye una labor extensa de persuasión en las redes sociales, el campo de batalla por excelencia de ISIS.

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