
Desnudo de traición, en pleno día,
luchas hasta morir. Tus altos vuelos
son como los del águila que espía
su festín desde el fondo de los cielos.
Das y recibes ante el sol de la muerte;
tu arriesgada misión honra la altura;
en el espacio el vendaval convierte
en arpa voladora tu armadura.
Pájaro gigantesco y formidable:
cuando, herido, a través de lo insondable,
roto y envuelto en llamas te deslizas,
finges, en tu descenso hacia el planeta,
con tu cauda de fuego y de cenizas,
el carro centellante de el Profeta
No se te ocurra otra vez
volar por donde yo vuelo
porque soportar no puedo
tu penetrante hediondez
tu asquerosa fetidez
penetra por mis rendijas
y en el interior se fijan
todos los tripulantes
que exigen cuanto más antes
mi protesta te dirija
tu no puedes elevarte
a la altura que yo vuelo
porqué tu eres del suelo
donde naciste y te criaste
tu no puedes apartarte
de tu práctica rutina
de tu inmudicia cochina
que da tu mal predilecto
tu devoras a los muertos