ENTRE MI ROSTRO Y MI CAPUCHA,TÙ LLORAS A LO LEJOS

Es la primera tarde en que un verdugo
se ha visto a punto de no decapitar,
sólo porque tú estabas,
y a través de tus ojos vi un geranio
y a través de tus labios pedí misericordia
y a través de tus manos rocé la soledad.
Pero donde hay adolescentes tiene que haber verdugos,
aunque a través de tus ojos pase un barco
en que no viaja este suicida de a poco.
Este —quien mata en nombre de un honor
que no alumbra mi sopa
y no completa mi salario—.
Ahora que todos gritan,
tened misericordia del verdugo.
Entre mi rostro y mi capucha corrieron lágrimas amargas;
detrás de la capucha alguien masculla frases de amor,
palabras tontas.
Tú no entiendes.
Tú lloras a lo lejos.
Y a través de tus manos la textura del mundo es tan distinta.
Han cambiado los nombres de los héroes,
pero yo soy el mismo desde antes de la guerra.
Yo nunca tuve nombre,
sólo esta angustia con que me pregunto:
si yo corto cabezas,
con cuál cabeza pudiera imaginar que tus geranios florecieron.
Pero donde hay adolescentes tiene que haber verdugos.
Y ahora es el filo de la soledad
el que va cercenándonos por dentro,
porque la vida no va a empezar otra vez
aunque yo sea el primero en quitarme la capucha
esta primera tarde en que un verdugo
ha estado a punto de gritar: ¡TE AMO!
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