EL RENACIMIENTO DEL CANÌBAL

Rasgando los rostros,
tiñendo de rojo los órganos,
desprendiendo la epidermis,
lamiendo la carne a flor de piel.

Sumergido en carne rancia,
en busca de un orgasmo infinito,
el placer revienta sus ojos,
eyaculando sangre sobre sus tumbas.

Rompiendo la cordura,
con cada miembro amputado,
trasladado a un mundo oscuro,
la puerta se cierra con cientos de candados.

El hambre traspasa la razón,
con cada bocado inerte,
golpeando los tórax con salvajismo,
tomando con sus manos el corazón.

En su espalda las uñas del alimento,
recordatorio perpetuo de la insania fortuita,
autogenerador de hambre inconsistente,
inundando de sangre la mente.

Royendo huesos con sangre seca,
con vísceras y cabezas esparcidas en la habitación,
los pensamientos son nulos en totalidad,
las voces en su oído lo obligan a la mutilación.

Paraíso de sangre muerta,
universo de la total insanés,
los paisajes son lienzos oscuros,
dibujados con columnas como pincel.

En el mundo donde se devoran ángeles,
y los demonios son quebrados por diversión,
el interior caótico explota,
desgarrando por dentro nace el destructor. 

Autoinducido a la tortura,
cientos de años de estigmas acumulados,
llevan a quebrar los límites impuestos,
es el renacimiento del caníbal humano.

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