INFIDELIDAD

Ser fiel a uno mismo no es fácil. Es curioso cuánto se habla de la infidelidad en la pareja y qué poco se habla de la que realmente importa.

Hay millones de libros, películas, la gente va a psicólogos, se abandona, las familias se rompen, las parejas se odian… le infidelidad y sus consecuencias inundan nuestra vida y le dedicamos tanto tiempo. Sin embargo poco hacemos con la infidelidad realmente grave: la que practicamos con nosotros mismos.

Porque mal que bien, ser infiel a tu pareja tiene muchas soluciones. Puedes intentar ser comprensivo, que el otro sea comprensivo y arreglar la situación. O bien buscar otra pareja.

El problema es que en el caso de ser infiel a ti mismo, a quien tienes que pedir perdón es la misma persona que te tiene que comprender y sobre todo: ¿cómo estar seguro de que no lo vas a hacer otra vez?. Es más fácil convencer de eso a otro que no seas tú.

En las parejas existen diversos tipos de infidelidades. Infidelidad del corazón, infidelidad del cuerpo... pero cuando se trata de serlo con nosotros mismos, hay millones de tipos de infidelidad.

Somos infieles a nuestras creencias, a nuestros valores, a nuestros proyectos. Somos infieles a lo que prometimos hacer, a lo que prometimos no volver a hacer nunca. Somos tan tan infieles, que el problema es que ya ni nos damos cuenta. Hemos asumido que ese es nuestro papel y que forma parte de nuestra personalidad.

¿Cuál es la ventaja de ser fiel a uno mismo? Obviamente no voy a hacer aquí un artículo sobre autoayuda para que te encuentras a ti mismo, pero si puedo hacerte una pregunta muy simple: cuando te levantas por la mañana ¿sabes que estás viviendo la vida que quieres vivir sin ningún tipo de duda? Si la respuesta es no, entonces no estás siendo fiel a ti mismo. Cómo ves el secreto es tan tonto que todos lo conocemos... y por tanto ignoramos.

Yo me hice esa misma pregunta y que conste que no me la hice porque fuera infeliz. No, era feliz, pero ¿estaba siendo feliz de la manera que yo quería? ¿Del modo que yo quería? ¿Dentro del mundo al que realmente estaba predestinado? ¿O estaba viviendo una vida conducida por un ciego a la deriva que se guía toscamente por sonidos sin sentido?

Al observar todo, me di cuenta de que, no es que estuviera cometiendo grandes errores. Lo realmente sustancial eran precisamente los pequeños detalles. Pequeños, tan pequeños que como siempre ni los notas. Una decisión tomada porque alguien te arrastra a ello, una tarde más en sofá por una excusa absurda, una prenda más que te compras por una razón inócua…Millones de pequeños detalles. Infiel infiel infiel.

Yo me levanté un día y empecé a ser fiel a mí mismo. Sí. No voy a hacerte un gran artículo de tu ayuda para que entiendas qué es ser fiel a uno mismo y como darte cuenta de que lo estás haciendo bien. Sólo te diré una cosa: ¿sientes ese cosquilleo por dentro que se siente haciendo aquellas cosas que realmente te hacen feliz y te importan? Es más, ¿estás haciendo aquellas cosas que realmente te hacen feliz y que te importan? Si la respuesta es sí, entonces esta siendo fiel a ti mismo. Y ojo, hacer las cosas que te importan no excluye que tengas que hacer otras que no te hagan sentir así. Pero eso es esta sociedad... esa es otra historia.

Yo te puedo dar un sí, un casi sí completo más bien, y con eso ya es más que suficiente, de momento claro.
Por suerte una de las grandes grandes ventajas de ser fiel a uno mismo es que también en los pequeños detalles y en las pequeñas cosas que tienes que construir tienes ese gran oasis de verdad en tu vida. Si siempre eres fiel a ti mismo, cada pequeña cosa que emprendes sale del centro de tu corazón, de donde te sientes la persona más importante y feliz del mundo y así es como me siento.



Ser fiel a uno mismo es como montar en bicicleta: todo el mundo sabe hacerlo pero casi nadie monta.

Entradas que pueden interesarte

Sin comentarios