Investigacion revela que JESÚS NO ERA CARPINTERO

Esa mañana, luego de haber desayunado juntos y mientras disfrutamos el café, el dialogo comenzó a fluir.


Generalmente, cuando se aborda esta discusión pareciera una simple polémica en torno a la palabra griega “tekton” (carpintero, artesano, cantero, etc.). Así pues, hay quienes dicen, como se ha enseñado en la tradición, que «carpintero» es la traducción más adecuada para dicho término griego. Por otro lado, un segundo grupo, sostiene que en el tiempo y en la zona geográfica en los que Jesús vivió, la carpintería no era un oficio desarrollado como tal; entonces, lo más probable es que dicha palabra griega haga referencia al oficio de «albañil», es decir, una persona que construía casas. Un tercer grupo, tratando de resolver la ambigüedad del término, propone que sea traducido como «artesano»: haciendo referencia a alguien que realiza un trabajo con las manos, dicho de otro modo, una palabra en la que tendrían cabida los dos primeros oficios y algunos otros.

Llegados a este punto, uno podría decir: “estamos haciendo una tormenta en un vaso de agua”. Y efectivamente, si la discusión se mantiene a este nivel, podríamos pasar horas discutiendo sobre a qué puede referirse la palabra griega tekton; para al final llegar a la misma conclusión: parece imposible equiparar el oficio de Jesús a un oficio o profesión de nuestro tiempo. Sin embargo, la cosa se puede poner más interesante si tomamos vías alternas para nuestra investigación; por ejemplo: ¿qué era un tekton para la gente de aquel tiempo?, o mejor aún, ¿qué relevancia teológica tendría el oficio de Jesús? ¿por qué sólo dos evangelistas se toman la molestia de mencionar a que se dedicaba el Maestro?, o incluso, ¿por qué los otros dos omiten el oficio de Cristo y hasta pareciera que desean esconderlo?

A manera de un apodo

El evangelista Marcos, el primero en escribir y considerado por los estudiosos como el más apegado a la historia, se refiere a Jesús como “el carpintero” (“¿No es este el carpintero, hijo de María y hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón?” Mc 6:3 RVA-2015). La construcción griega de la frase, por el hecho de contener el articulo definido (“el”), ha dado lugar a que algunos exegetas sostengan que dicha expresión deba interpretarse a manera de apodo: “el artesano o el carpintero”. Es decir, de acuerdo con el texto no solamente se refieren a Jesús como un carpintero cualquiera, sino como “el carpintero”; entonces, probablemente era así le apodaban.

Pero, ¿qué implicaba este apodo? Pues bien, el ideal del israelita palestino era ser dueño de su propia tierra, se pensaba que ésta era un don divino y que aquel que era capaz de cultivar su propia tierra dependía directamente de Dios. Por tanto, en ese contexto, el tekton era visto como alguien que no dependía directamente de Dios; pues como no poseía tierras, tenía que depender de lo que los demás le permitieran hacer. Dicho de otro modo, un artesano o carpintero en ese tiempo, era alguien que no tenía propiedades y que estaba a la merced de la oferta y la demanda del trabajo que requerían los propietarios de las tierras. Aquí se encuentra una de las claves para comprender lo que realmente significa “tekton” en su contexto cultural, pues cuando lo traducimos como carpintero, albañil o artesano; tendemos a imaginarnos a un carpintero del siglo XXI, lo cual, resulta estar muy alejado de la realidad del texto. Por esta razón, algunos eruditos bíblicos han propuesto que la traducción más adecuada del término griego “tekton” en español sería: «hacelotodo». El tekton era alguien con múltiples oficios, que debido a la gran necesidad en la que vivía, estaba dispuesto a realizar las más diversas tareas manuales: trabajar madera, hacer herraduras o arreglar una puerta.

Era un apodo ofensivo

Hasta aquí pareciera que el asunto se ha terminado, todo parece resuelto y podríamos tener la sensación de que ya no hay tela de donde cortar; pues, al parecer hemos entendido y ha quedado más o menos claro qué es lo que significa “tekton”. Sin embargo, desde el punto de vista bíblico-teológico, esto apenas empieza y se va poniendo cada vez más interesante. ¿Por qué digo esto?, bueno pues por que resulta que el evangelista Marcos (buscando apegarse a lo histórico) parece decir que a Jesús le apodaban “el tekton”, o por lo menos nos permite saber que nuestro Maestro fue conocido así; pero Mateo, el segundo en escribir su evangelio, ya no dice que Jesús era carpintero; sino que en un texto muy similar al de Marcos, lo llama “el hijo del tekton” (“¿No es este el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Jacobo, José, Simón y Judas?” Mt 13:55 RVA-2015).

Así pues, da la impresión de que si uno le preguntáramos a Mateo si Jesús fue un “hacelotodo”; el evangelista contestaría: “él no, pero su papá sí”. Ante estas discrepancias entre Marcos y Mateo, algunos estudiosos proponen que no debe haber mayor problema; porque si Marcos dice que Jesús era “el carpintero”, pero Mateo dice que era “el hijo del carpintero”, aun así, Jesús sigue siendo carpintero; pues según las costumbres antiguas el hijo debía continuar con el oficio del padre. Sin embargo, ante este razonamiento surge una segunda pregunta: ¿por qué Mateo ya no llama “tekton” a Jesús? Aquí, dicen los teólogos, todo parece indicar que Mateo se refiere a Jesús como “el hijo del tekton” en un esfuerzo por suavizar la dureza de su oficio.

Es evidente que, tanto para los evangelistas, como para las primeras comunidades cristianas, el hecho de que se hiciera referencia a Jesús como un “hacelotodo” era un apodo ofensivo (significado cultural del oficio). Por esta razón, Mateo había intentado atenuar la situación, diciendo que Jesús no era apodado “el carpintero” por su oficio; sino que más bien era algo heredado de su padre. No obstante, esto parecía complicar más las cosas de lo que las aclaraba; porque Mateo insinúa que no solo Jesús ha tenido que vivir sin tierras y ganarse la vida como un “hacelotodo”; esta condición adversa habrá que extenderla hasta sus antepasados: su padre ya se ganaba el pan de cada día como un “hacelotodo”.

La solución será omitir el oficio

Los últimos dos evangelios canónicos parecieran concluir que la solución será omitir el oficio, es decir, es como si Lucas y Juan dijeran: “mejor ya no hay que dar detalles sobre el oficio de Jesús, no sea que compliquemos más el asunto”. Por ejemplo, el evangelista Lucas, en un texto muy parecido al de Marcos y Mateo, solamente escribe: “¿No es este el hijo de José?” (Lc 4:22 LBLA). Por su parte, el evangelista Juan, aunque pertenece a una tradición distinta a la de los otros tres evangelios, también registra un texto en el que se limita a decir: “¿No es éste Jesús, el hijo de José, cuyo padre y madre nosotros conocemos?” (Jn 6:42 LBLA).

Así pues, los últimos dos evangelistas en escribir, Lucas y Juan respectivamente, prefieren omitir los detalles sobre el oficio del Maestro; porque culturalmente podría ser mal visto que el Hijo de Dios se hubiese ganado la vida por medio de un oficio tan común (vulgar). Sin embargo, la evidencia de Marcos y Mateo parecen suficiente para ver a Jesús como un “hacelotodo”; alguien que conoció las dificultades más adversas del trabajo y la pobreza desde adentro.

Conclusiones

En suma, Jesús no fue un carpintero como los de hoy; es decir, no era alguien que tenia su taller y se dedicaba a trabajar solamente la madera. Mas bien, fue un hombre pobre, el cual tuvo que trabajar haciendo de todo; al punto que lo apodaban “el hacelotodo”, un hombre tan sencillo que su trabajo estaba a la merced y al servicio de las demás personas. Sin embargo, esto le permitió conocer las realidades más profundas de la sociedad en la que vivió; cuando él llegó a ser un Maestro (rabino) no habló solamente para criticar a los ricos y a los poderosos, sino para sanar a los más débiles y desamparados. Su teología, espiritualidad y doctrina; más que de los libros se nutrían de las experiencias diarias del Carpintero: un judío marginal (oriundo de una pequeña aldea en Galilea) y marginado (afectado por los cambios políticos de su época).

Mi intención con este articulo no es que los lectores aprendan una nueva palabra griega (tekton), mucho menos que vayamos por ahí presumiendo saber más sobre Jesús; mas bien, espero que al igual que el Maestro, nosotros, podamos ir encontrando a Dios ahí… en y por medio de lo que hacemos. Anhelo que podamos configurar una teología que nos ayude a responder a las necesidades inmediatas que nos rodean. Sí, así como aquel “hacelotodo” un día se dio cuenta que muchas de las personas con las que él se cruzaba en su camino día a día, nunca iban a saber lo que era sentir el perdón de Dios; pues eran tan pobres o estaban tan enfermas que no eran aceptadas en el templo, pero este hombre “el tekton” o “el hijo del tekton”, prácticamente un “don nadie” en ese contexto, se atrevía a decirles: “Hijo, tus pecados te son perdonados” (Mc 2:5 RVA-2015). Por lo tanto, no importa cuán humilde o insignificante pueda parecer tu labor en este mundo, si logras encontrar a Dios desde ahí: estoy seguro que harás historia.

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