Los controladores estan nerviosos

Existe una falsa seguridad que viene envuelta en el manto del control.


Consecuencias e implicaciones del control excesivo

Por eso, la propuesta es hacer una modificación desde la regulación del sistema nervioso y así el comportamiento cambiará o dejará de ser prioritario para la persona en cuestión, ya que sentirá esa seguridad que necesita. ¿Por qué? Porque las personas controladoras están gobernadas por su sistema nervioso simpático, viven en estrés y alerta y no pueden relajarse, aunque lo intenten.

Por ejemplo, estás mirando una película, pero la atención dividida te permite ver cómo está colocado el florero o corregir la tarea de tu hijo y todo al mismo tiempo.

El control es un mecanismo adaptativo que tiene como objetivo permitir un sentimiento básico y vital: la seguridad.

Presta atención para saber si estás en el grupo de los controladores. Si eres del tipo “necesito controlar todo” te habrás escuchado en alguna ocasión diciendo: Haz las cosas como se han de hacer. 
Yo sé qué es lo correcto para todos. 
Deja eso, no sabes hacerlo. Ya me ocupo yo. 
Pásame lo que haces que yo lo corrijo. 
No lo envíes antes de que yo lo vea. 
Tardo más en explicártelo que en hacerlo yo.

¿Has pensado así alguna vez? Si esto te pasa con frecuencia, probablemente tengas un perfil característico de persona controladora y esto te puede estar afectando a ti y a las personas que te rodean. 

Cómo te afecta el control a ti mismo

Seguramente el cuerpo y la cabeza te pasan factura con enfermedades muy repetitivas: ¿Sufres de contracturas musculares, dolor de espalda, estreñimiento, cistitis, migrañas, acidez estomacal, trastornos digestivos, gripes, resfriados? ¿Sientes ansiedad? ¿Te criticas cuando algo no te sale bien?

El cuerpo muestra el dolor del alma. Esta es la premisa de la Descodificación Biológica. A nivel físico son personas con tendencia a hacer migrañas (preocupación), cistitis (organización en el territorio), estreñimiento (no soltar), torticolis, contracturas musculares y problemas de huesos y músculos por la tensión (rendimiento máximo, impotencia y “no ser capaz de”).

El conflicto de rendimiento con desvalorización les hace entrar en una conducta de revalorización propia y para ello pueden degradar al otro. Pueden llegar a asociarse a otras personas para hacer bullying o complots y pasan del amor al odio en un instante. Incluso llevado al extremo emplean la ira, las drogas, el alcohol u otras adicciones para poder sobrevivir.

La ira es la emoción subordinada a esta característica del control, ya que la usan para descargar la frustración o para manipular al otro y conseguir que haga lo que el/ella quiere.

Cómo les afecta a los demás tu control

Los demás “sufren” el comportamiento del controlador, que es un limitador de la libertad, a veces en silencio o sumisión, otras desde la impotencia porque hagan lo que hagan siempre se van a encontrar una crítica o incluso desprecio y otras reacciones como “no puedo más”.

La forma en que nos relacionamos con los demás delata en gran medida cómo somos con nosotros mismos. Para la Descodificación Biológica cuando una persona tiene rasgos típicos o característicos de personalidad es porque ha vivido situaciones que han condicionado la libertad de respuesta.

A falta de libertad emocional, la respuesta que aparece es la repetición de conductas que nos han permitido sobrevivir. En los eventos traumáticos, por lo general ocurren en etapas tempranas de desarrollo, se ha producido una desregulación del sistema nervioso, una afectación en el vínculo o relación de apego y específicamente una distorsión de la identidad. 
Qué es el super control

Te propongo un ejercicio muy sencillo: valora si te reconoces a ti o a otra persona en las características que te voy a describir a continuación acerca del super control.

Recuerda que la persona controladora, por lo general actúa así como fruto de su propia inseguridad, para paliar el miedo al descontrol, al error, al fracaso y sentir una mayor autosatisfacción. Por lo tanto, este ejercicio es para ayudar a localizar en qué punto estamos y reconocer las necesidades del otro, así como las nuestras.

Hay subtipos de estilos en la pérdida de confianza como el dominante (o poderoso) o el seductor (usa el amor, afecto o compañía para conseguir algo). Todo lo que se salga del guion esperado es una amenaza a la estabilidad emocional, ya que el control es una estrategia adaptativa y por eso se manifiestan en la persona de la siguiente forma: Suele ver la vida de manera absolutista, no tiene término medio. Las cosas están bien (como ella las hace, ordena, organiza y decide) o están mal.
Construye sus pensamientos a su manera y le cuesta comprender que cada uno tiene un punto de vista.
No tiene término medio, “es así y punto”.
Es muy responsable, resolutiva y exigente y cree que llegar a la cima va a satisfacer sus necesidades.
Soporta gran cantidad de carga de trabajo con apenas errores.
Es perfeccionista en algún aspecto (estética, estadísticas, calidad…)
Planifica al mínimo detalle, no deja cabo suelto, piensa en riesgos y amenazas.
Es hiper organizada para llevar las riendas de la situación.
Poca posibilidad de improvisación, de espontaneidad. No suelen aceptar los cambios. En ocasiones falta chispa.
Racional antes que intuitiva (mucha cabeza y menos corazón): disociación, la energía está depositada en la cabeza (pensamientos).
Capacidad de mando con liderazgo y tendencia autoritaria. Desde el amor más profundo cree que lo hace mejor que nadie.
Cabeza pensante en el trabajo, la familia, la pareja… (organizan las vacaciones mejor que una agencia de viajes).
Irascible y quejosa porque no tiene tiempo para sí misma y porque lleva mucha carga, pero le resulta imposible soltarla.
Puede haber tendencia a la ira e incluso a la hostilidad ante “errores” mínimos o se pone nerviosa si algo se retrasa (deja, ya lo hago yo).
Busca apoyo incondicional (no la cooperación) y le es imposible delegar. No pueden pedir ayuda con facilidad.
Le cuesta aceptar que le lleven la contraria (le cuesta respetar visiones o realidades distintas a la suya).

Consulta también aquí mi otro artículo sobre ‘El rol del “controlador”‘.

¿Qué hay detrás?

Miedo al fracaso, sensación de impotencia, sentimiento de vacío por ser otro y no uno mismo, desplazamiento de la culpa, autoimagen inflada, soledad. Físicamente pueden llegar a respirar fuerte para tener un pecho grande que da sensación de potencia. En su fuero más interno sufren por su vulnerabilidad.

Ventajas e inconvenientes del super control

Esta forma de estar (que no de ser) aporta éxito, prestigio, poder, sensación de valía personal, aprobación y se vuelve adictiva. Si son niños que los padres idealizaron están repitiendo el mismo modelo para conseguir no solo el amor de los padres sino de muchos más.

Las personas a las que les ha servido el patrón controlador no se sienten mal en su piel excepto en los momentos de sobrecarga. El resto de tiempo disfrutan de hacer y tener todo a su justa medida.

Pretender tener el control de todas las situaciones en cada momento y en todos los aspectos de la vida es insano para la persona porque puede acarrear altos niveles de malestar a nivel físico o psíquico.

Además, el controlar roba mucha energía, desgasta a nivel personal y social, produce cansancio a menudo con necesidad de dormir para dejar de ver en algún momento la realidad que le gustaría cambiar. El super control es un gran desestabilizador emocional.  

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