En una reunión secreta, los líderes mundiales llegaron a un acuerdo para evitar el pánico y mantener la calma entre la población. A cambio de mantener el silencio, prometieron tomar medidas drásticas para prepararse para la inevitable catástrofe.
Los medios de comunicación se encargaron de difundir noticias falsas y desviar la atención del público hacia temas menos alarmantes. Mientras tanto, los científicos y los ingenieros trabajaron incansablemente en la construcción de estructuras resistentes a los terremotos y en la implementación de sistemas de alerta temprana.
Sin embargo, la verdad comenzó a filtrarse lentamente. Algunos periodistas valientes y ciudadanos preocupados comenzaron a investigar y a difundir información a través de las redes sociales y de medios alternativos. Pero fueron rápidamente silenciados por el gobierno, que los acusó de difundir noticias falsas y conspiraciones.
Finalmente, cuando el primer gran sismo golpeó una gran ciudad, la verdad se hizo evidente para todos.
De Satanael