La ciudad, estigma cruciforme
sobre la madre,
espolvorea almas expertas
sobre la madre,
espolvorea almas expertas
en escaparatismo,
que se detienen sincronizadas,
a ver pasar el tiempo.
¿Pues no es sino esperar
a una catástrofe posible,
un final involuntario
el sentido de su continuidad?
Están pues, su impotencia
de raquíticos anímicos,
incapaces de un autofinal.
Se recrea en un apocalipsis
más deseado que temido.
Desde un balcón la mujer,
desnuda, pecado, mira...
Su catástrofe se inscribe
en sus histriónicas pupilas,
se abren las puertas a todas
las verdades...
La guerra del infierno
está en los interiores...
que se detienen sincronizadas,
a ver pasar el tiempo.
¿Pues no es sino esperar
a una catástrofe posible,
un final involuntario
el sentido de su continuidad?
Están pues, su impotencia
de raquíticos anímicos,
incapaces de un autofinal.
Se recrea en un apocalipsis
más deseado que temido.
Desde un balcón la mujer,
desnuda, pecado, mira...
Su catástrofe se inscribe
en sus histriónicas pupilas,
se abren las puertas a todas
las verdades...
La guerra del infierno
está en los interiores...
