La amenaza islamista / Un dominio regional cada vez mayor
KABUL.- Mientras aún mantienen en jaque a las fuerzas internacionales que los combaten desde hace casi 14 años en su propio territorio, los talibanes afganos advirtieron ayer al grupo jihadista Estado Islámico (EI) que no interfiera en su "guerra santa" en Afganistán, tras mantener choques con partidarios de esa organización.
"La jihad contra los norteamericanos y sus aliados debe librarse bajo un único estandarte", el de los talibanes del mullah Omar, escribió Akthar Mohammed Mansur, mano derecha del jefe de los rebeldes talibanes, al reivindicar la paternidad de la "resistencia" contra las fuerzas occidentales y sus aliados en Afganistán.
Esta carta de Mansur, que fue ministro durante el régimen de los talibanes en Kabul (1996-2001), fue dirigida a Abu Bakr al-Baghdadi, el autoproclamado califa de EI.
"Sobre la base de hermandad religiosa" apelaron a EI para que no se inmiscuya en asuntos de los talibanes. "Para defender los logros, el Emirato Islámico de Afganistán -como se autodenominan los talibanes- se vería obligado a reaccionar", advirtió, sin especificar cómo.
Los talibanes, expulsados del poder en 2001 tras los atentados del 11 de septiembre en Estados unidos, llevan a cabo una lucha armada contra el gobierno de Kabul y sus aliados extranjeros, y ahora parecen preocupados por una posible exportación de la lucha armada de EI a Afganistán.
Los extremistas sunnitas de EI han afirmado varias veces su intención de extender el autoproclamado califato más allá de los territorios que ocupan de Irak y Siria.
Varios grupos de combatientes rebeldes en Afganistán afirmaron en los últimos meses pertenecer a EI, organización que hasta ahora nunca reconoció formalmente haberse radicado en ese país.